Noticia
Partimos de éste dato: "registran una solicitud formal para exigir el derribo de Los Caídos" de Pamplona (Diario de Navarra, 17-X-2024).
Éste tipo de solicitudes puede dar pie a que cualquier asociación, individuo o partido solicite lo que le plazca, y a que, con una "mayoría" de conveniencias y presión "en contra" o para "reparto del botín", dicha "mayoría" haga lo que le de la gana.
Está visto que, los dirigentes de las asociaciones que exigen el derribo del histórico monumento de "Navarra a sus muertos en la Cruzada" -y no "los Caídos"-, disfrutan lanzando sus "machadas" cada equis tiempo, y buscan asustar y acochinar "al otro", aprovechando que la tendencia natural de la sociedad es buscar la paz social.
Miren: que hagan lo que les plazca y quedarán nominalmente y para siempre como lo que son: talibanes en primer grado, pero no se olviden de poner sus nombres para así pasar a la posteridad.
Tales dirigentes aparentan tener muchas asociaciones, aunque se manifiesten cuatro gatos con pancarta, y también que son un clamor social espontáneo y masivo. Pues bien, nunca tan pocos han manipulado a tantos, incluso a instituciones del saber y la misma Iglesia, que huyen de posibles "conflictos" y de alterar la aparente paz social -la del miedo y silencio sepulcral-, cayendo en la ingenuidad y en un imprudente retraimiento. Tanto silencio no es bueno, porque la única voz que se oiga, esa se llevará el relato -según dicen-.
Me refería a los talibanes occidentales, pues en esta tierra de garbanzos nos nos privamos de nada. Ayer se aterrorizaba de una manera, y hoy se asusta con la prepotencia y la saña. Aparentan mucho y hacen muy bien su propaganda.
Si no hay motivos de conflicto en la actualidad, los buscan hasta hace casi un siglo atrás, pues aquel es un terreno fértil y, además, los de aquel entonces no se pueden "defender". Campean libérrimos, sin oposición alguna aunque como dijo Antonio Escohotado, el comunismo sea la religión del no ser, de la nada. Para prevenirse es bueno que se sepa que, lo que tales permiten hoy, no lo tolerarán mañana.
Los postcomunistas sueñan pero no ven, y muchos sólo siguen a lo que como ellos se mueve.
Amigos de la lucha social -siempre estarán "en lucha" contra los demás y nunca cada cuál consigo mismo-, buscan un nuevo programa para hacer avanzar una Historia hecha a su medida, aunque la sociedad en general no les siga.
Dicho esto, añadamos otro dato para entender el primero. Existe el objetivo de ridiculizar y derribar todo signo y símbolo cristiano público en la vieja Europa. Para cumplir este objetivo, la masonería y el comunismo se apoyan en la ultraizquierda y otros que utilizan a personas que pueden ignorar este proyecto. ¿El pretexto en España? Es fácil: la guerra de hace casi un siglo, que sí, que fue Cruzada en defensa de la religión católica perseguida en España y de la libertad religiosa de los católicos.
En España, un grupo de muchos brazos jalea, utiliza a los políticos sin programa, mientras la sociedad y el ámbito clerical calla para no entrar -quizás se equivoquen porque se impone una sola versión- en el juego guerracivilista. Los que debieran recordar las verdades del ayer histórico -historiadores y clero vapuleado-, se callan como muermos. En Pamplona, ya en Sanfermines ya en sede parlamentaria, se ha promovido y consentido agresiones públicas contra el monumento de Navarra, que pueden ser tipificadas como delitos de odio. Y hubo un casi total silencio. Entre la agresión y el silencio, mal vamos. Algo después, ante los horribles sucesos cometidos por A.A., hubo una sana reacción popular, equilibrada, ordenada y contundente, pero desde arriba del mundo clerical se sugirió no continuar.
Lo peor es que los talibanes occidentales tienen medios más que suficientes, reciben apoyos inadmisibles del Gobierno y de los medios de comunicación subvencionados, así como de quienes quieren quedar bien con los que llevan décadas excitando los ánimos "a la contra". No, ellos no quieren la paz social ni la concordia de 1978. Apoyándose en una partitocracia activista y del "todos contra uno", tienen todo a su merced para tergiversar y enredar.
Pues si, de aquellos polvos estos lodos, y de aquellos odios estas miserias.
Estos talibanes occidentales se parecen a los talibanes orientales, integristas islámicos, que han dejado una amplia huella en las hemerotecas, con sus nombres, barba y turbante. Un caso es entorno al año 2001, que refrescamos al lector.
(Diario de Navarra, viernes 2-III-2001)
(Diario de Navarra, sábado 3-III-2001)
(Diario de Navarra, domingo 4-III-2001)
"Los talibán anuncian a la Unesco que seguirá la destrucción de estatuas" (DdN 5-III-2001).
"El régimen de los talibán busca desafiar a Occidente" (DdN 7-III-2001).
"Los talibán podrían negociar la venta de los budas con el Metropolitano de Nueva York. La ONU cree que todavía no ha comenzado la destrucción en la zona de Bamiyan" (DdN, 8-III-2001).
"Los talibán aseguran que han dinamitado la cabeza el mayor de los budas de Bamiyan. Reanudaron la destrucción tras el paréntesis de la fiesta islámica del sacrificio" (DdN, 10-III-2001).
(Diario de Navarra, lunes 12-III-2001)
Otros monumentos son el monasterio de San Elías, ruinas de Palmira etc.
Vamos al pretexto para cumplir obedientemente el objetivo de arrasar todo símbolo cristiano en la vieja Europa. Lo que repudian son las más de 4.700 inscripciones grabadas en los muros del monumento con los nombres de los navarros que murieron venciendo al comunismo internacional en los años de Stalin.
Según se estudia, faltan muchos nombres en la lista. Tampoco están los navarros asesinados fuera de Navarra del lado nacional, pues el monumento se erigió a los que lucharon y murieron en el frente de batalla. También los voluntarios que salieron al frente fueron muchos más de los contabilizados hasta ahora por sesudos historiadores, que no obstante sólo revisaron parte de los fondos existentes.
El tiempo ha pasado de forma inexorable. Los guerracivilistas han jugado bastante tiempo con ventaja, porque nadie ha querido clarificarles ni entrar al trapo. Tampoco nosotros lo hemos hecho, salvo algunos "recuerdas". No queremos resucitar el más penoso pasado de España, ni el afán guerracivilista de nuestros contrarios.
Dejen el pasado en paz, respeten lo que la gran mayoría de los navarros de entonces entendió de él, y no revuelvan con presentismos que tienen una clara motivación ideológica y hasta política de blanqueo de ETA.
Además, ¿qué dirían ellos si el monumento estuviese dedicado a brigadistas, milicianos e incluso gudaris? Aquí se retratan. ¿Qué dirían a los muchísimos vascos de la zona central y norte del viejo Reyno de Navarra, cuyos nombres están grabados en estos muros al ofrecer su vida por Dios Jaungoikoa y por España? ¿Qué dirán a los nacionalistas vascos que en Navarra y Álava se sumaron a los sublevados contra el comunismo? Pues dirán que a ellos, que fuesen más vascos que nadie -y no por nacionalistas-, les importa plim. Dirán que los separatistas de hoy critican a los nacionalistas vascos de ayer por oponerse entonces al triunfo del comunismo.
No está bien escudarse en represiones arbitrarias de retaguardia, para todos absolutamente inadmisibles -lo subrayamos porque se quiere olvidar- y dadas también en toda España, incluidas Guipúzcoa y los barcos prisión de Vizcaya durante la guerra, para justificar ante la opinión el echar por tierra el esfuerzo de la generalidad de Navarra y los navarros frente al comunismo, dirigidos por su Diputación Foral.
No es tener buena fé callarse por sistema lo ocurrido en la zona "republicana" o, mejor, revolucionaria. Allá ellos si "olvidan" lo que se hizo en el otro bando. Tampoco es justo aprovecharse de que los demás no quieran poner en evidencia todo lo que ocurrió en el pasado.
No, no está bien desviar la atención hacia otros temas de triste recuerda, ni reservarse para sí el condenar lo que todos condenamos y rechazaron los mismos del frente de batalla.
El "argumento" contra el monumento comenzó mencionando unas represalias arbitrarias e inadmisibles para todos, y hoy culmina tomando partido a favor de los que buscaban la Revolución comunista. No se hace como quien contempla la justicia o injusticia de una situación, sino desde la praxis revolucionaria para transformar el presente desde la manipulación de sucesos de hace casi un siglo. Por eso, no entraremos en el juego.
A estas alturas de la historia, hoy existen oligarquías sociales y partitocráticas que argumentan creando agravios comparativos para volver al pasado ensalzando a un bando y condenando al otro. Ni los ciudadanos ni el arzobispado deben tragar con ruedas de molino.
Que el monumento de Navarra tiene mucho de arte, de época, de apoyo popular y de bien urbanístico, es innegable, pero los contrarios van por otro lado, y no tienen empacho en decirlo: toman parte del camino revolucionario de febrero a julio de 1936, y demonizan a los que se resistieron a ser destruidos porque no había, según ellos, más remedio. Pues bien, dejen en el ayer las propias razones de sus protagonistas, no confundan los términos, y estudien la historia.
Ramón de Argonz