Reportaje
Las verdades están tras una densa niebla
Distingamos pues, pongamos cada cosa en su sitio, y no mezclemos churras y merinas: fusilamientos que a tantos indignan en el pasado histórico por un lado, y la vida de héroes por otro, pues si nadie buscó ser héroe, realmente lo fueron hasta asombrar al mundo. ¿Es que estaban chiflados? No, no estaban engañados. Cualquier muchacho de diecisiete años, con alpargata, zurrón y boina roja, protegido por el escapulario del Carmen y el detente, merece el monumento que nadie de los de hoy se ha ganado.
Algunos ideologizados, con tal de denostar este heroísmo de quienes dieron la vida frente al comunismo estalinista -no pueden sufrir que se atreviesen a vencer-, y por la religión católica y la libertad de los propios, mezclan las cosas indignamente.
Y la gente que les sigue debiera darse ya cuenta que el comunismo que viene llega embutido en un caro abrigo de piel. Como el hermano bolchevique de Yuri en El doctor Zhivago. La Revolución sólo beneficia a los nuevos señoritos. Mientras se tergiversa el ayer histórico, estamos en el paro, con ERES, con tres y cuatro dosis de vacuna, y viendo cómo las libertades se reducen al son de los nuevos amos multimillonarios del mundo, en una nueva internacional o mundialismo. ¿Abriremos los ojos de una vez?
El monumento exige RESPETO, y dedicarlo PARA LO QUE SE CONSTRUYÓ.
