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También hay Via Crucis en Navidad. Triste camino de unos y poca comprensión en otros.
Más doloroso sin cabe es la burla blasfema
realizada en la TV1, en momentos de máxima audiencia como las
doce campanadas de Nochevieja que traen el Año Nuevo. Responsables de
ello, y que deben ser denunciados por los obispos los católicos, son la
dirección de la Televisión Pública española, más la tal Lalachus y David
Broncano que le acompañaba en escena. La mofa fue contra el Sagrado Corazón de
Jesús, al que presentaron como la vaca que simboliza el programa Grand Prix de
TVE.
En otro orden de cosas, nos enteramos que Mons. Argüello escribe:
“Me entristece que con la coartada de la libertad de expresión y los excesos de las fiestas, TVE haga burla del símbolo del Corazón tan querido por todos los católicos. Lo más triste es que los responsables no son conscientes de lo que hacen. Una vez más la banalidad nos rodea”.
Querido monseñor, sí saben qué
hacen: provocar y volver a provocar a los católicos. Sobre el grado
de maldad teológica que tengan, no entramos, pues está en el juicio de Dios.
Este dato teológico no permite suavizar el daño y la injusticia ocasionada,
primero contra Dios y luego contra los católicos y la sociedad de bien.
Abandonada la Unidad Católica, perdida la confesión católica de las
instituciones políticas, en España ¿sólo nos queda aguantar lo inaguantable, la
persecución religiosa que está minando directamente nuestra vida de fe? Pero tampoco es sólo banalidad, sino
buscar la ofensa a los católicos para volver a ofender.
Todo ello es un suma y sigue a la permanente persecución de todo lo cristiano y católico en España. Recordemos que la mismísima secta está muy infiltrada en el PSOE.
Añadamos dos cosas.
Por la segunda, si no es banalidad -pues saben muy bien qué y por qué lo
hacen- todo está, querido monseñor, muy medido. Dirán que los belenes provocan
-al menos subjetivamente-, para que el ministro Bolaños diga después que por
eso mismo todo aquello se debe regular. Dirán que las devociones públicas
también son provocativas, pues hace pocos años se consagró a los españoles al
corazón de Jesús. ¿Nos acordamos? Sí, la conocida secta tiene mucha memoria.
Traemos todo esto a colación, porque nos permite entender -al menos un
poco- por qué el monumento de Navarra a sus
muertos en la Cruzada es un signo y símbolo de:
* la
resistencia de casi toda la sociedad a la persecución religiosa de la gran
mayoría de la población,
* la
resistencia a que las instituciones públicas arremetan contra la Fe católica y
lo que ésta significa en todos los tramos de edad de la población, infantil,
adolescente, joven, madura y los mismos mayores en su residencia de ancianos,
* la
resistencia a que se lave el cerebro a los niños y jóvenes en la escuela y
universidad,
* la resistencia
a que se prohíban símbolos y expresiones religiosas más allá de la intimidad de
la vida privada, y
* la resistencia
también a la destrucción de los principios humanos más fundamentales, efectuada
desde el poder y la misma ley. Ésta última ocurre en aquellos casos en los que,
si por algún motivo muy grave la ley omite su dimensión punitiva, también omite
el orientar ejemplarmente hacia el bien.
Si hoy ocurre esto, ¿qué no podemos entender de lo que ocurrió ayer? El
error en la IIª República fue la violencia con la que realizaron la
persecución, lo que hoy es mucho más sutil pero mucho más engañoso y peligroso.
¿No indica nada la caída de la vida religiosa entre los españoles en tan poco
tiempo? Las expresiones de Mons. Argüello de suavizar el marco de un gravísimo
mal -los “pobres” son los ofensores, no los ofendidos-, como es la blasfemia
pública y la ofensa directa a los católicos, despreciados social y
públicamente, algo indican.
Tomado de Ahora-Información, 1-I-2025