lunes, 18 de agosto de 2025

Una estrategia general de disolución y conquista social

Opinión

Nuestra época es de una enorme radicalidad en todos los ámbitos, cuando se trata de la subversión de todos los componente de nuestra civilización que ha dejado de ser cristiana, y por ello es una "anticivilización". ¿Recuerdan el "homo homini lupus?", el hombre es un lobo para el hombre, del inefable Hobbes? 

Como da igual en ámbito que se  aborde, es inútil repetir cuáles son estos ámbitos y poner ejemplos. Así pues, permítasenos impactar al lector con lo breve.

Para destruir una civilización, lo más eficaz ha sido nivelar hasta los opuestos, diciendo que todos tienen los mismos derechos civiles. Entre los cristianos piadosos, el engaño ha sido mayor, porque a sabiendas separaron totalmente -con una astucia palurdita que no engaña a nadie- el ámbito ontológico del ámbito legal, que a su vez redujeron a una simple coacción administrativa y penal. Tales piadosos -falsos o no, Dios lo sabe- decían que el poder civil no tiene Dios, y que es a modo de una Sociedad Anónima, y un poder administrativo. Así destruyeron la civilización cristiana en las leyes y desde ahí se ha destruido en la sociedad.

Pero esta separación del ámbito ontológico del ámbito legal, no es más que una fachada, porque nadie en su sano juicio cree que esto deba ser  realmente así, salvo para "ir tirando", para que "nadie proteste", para haya "tranquilidad" (en el desorden), y para que existan unas reglas pragmáticas de juego por las que nadie se imponga por la fuerza... ¿Y las trampas no son una forma sutil de "fuerza"? En realidad, éste engaño separador implícito, ha generado un raudal de indiferentismo. Lo decían el Syllabus de Pio IX, pero, claro, como modernistas son historicistas y dicen que Pío IX es de otra época. ¡Ya...!

La incoherencia de tal separación hace que el Liberalismo vergonzante imponga su propios dogmas, como el dogma señalado, pero para luego transmutarse hacia un mayor radicalismo, que no es nuevo sino que estaba implícito en su pretendida nivelación del bien con el mal, de la verdad y el error, es decir, de los que ejercitan públicamente bien o mal, los que viven públicamente la verdad o el error. Cuando tal ejercicio y tal vivencia se convierten en  universales y se elevan a principio, es que ya se ha vulnerado la preeminencia de la verdad y la bondad en el ámbito público. Este igualitarismo entre todos es un gran mal, es contradictorio, y al final muestra ser mentira... a costa de lo bueno y lo verdadero -claro-. Estas son las fisuras de un falso intelectualismo lleno de vanidad, de un racionalismo que en principio quiere distanciarse del totalitarismo socialista... para llevarnos hacia él. Al Liberalismo se sucede el Socialismo. 

Como una sociedad no puede vivir sin verdaderos principios reguladores, al final, se atacará lo que antes se consideraba bueno y honesto, se elevará sus opuestos al rango de ley, imponiendo finalmente lo que antes se consideraba innoble y perjudicial. Tales principios reguladores van mucho más allá de generalidades fofas como una hermandad sin definir, una tolerancia sin  objeto... principio estos del todo genéricos, que necesitan otros que los precisen. Lo fofo y genérico es precisamente el servicio que hacen los hipócritas para carecer de tales principios reguladores: no robarás, no matarás, etc.

Este cambiazo ha sido imperceptible pero real, y son muchos los que se extrañan y lamentan lo ocurrido.

Cuando preguntan: ¿por qué está todo tal mal y la mayoría de los jóvenes no cree en nada? Yo suelo decir: porque no se reza. Pues sí, pero, unido a esto, porque en Liberalismo en los Estados conlleva la peste del indiferentismo, lo que hoy día se llama relativismo. Lo que surgió bajo el pretexto de convivencia, acaba con la justicia y la misma convivencia,

A lo que vamos. La radicalidad que ciertas oligarquías de poder tienen contra el monumento de "Navarra a sus muertos en la Cruzada", es parecida a la radicalidad del ejemplo que citamos a continuaciónTodo parece fruto de los mismos supuestos e impulsos, formando una vasta estrategia de disolución y destrucción de todo lo que contiene una huella de religión, ley natural y Derecho.