domingo, 5 de enero de 2020

Blanquear (seguramente) la Revolución de 1934

NOTICIA


A vueltas con la Revolución de Octubre de 1934, 
rebelión contra la IIª República. 


La Revolución de 1934 fue en Asturias y Cataluña. En ésta última, la burguesía nacionalista -hoy claramente separatista- dejó abandonados a los bravos anarquistas, quienes  desde luego pusieron "la carne en el asador" frente al Gobierno republicano. Luego los anarquistas denunciarán (léase a Olaya, Abel Paz...) el abandono en que les dejaron tales señoritos. En Asturias, la sublevación de 1934 se consumó como una terrible guerra civil, precedente de la posterior de 1936, incluida la persecución religiosa (Ángel Garralda).

Todo indica que hoy se comienza a lavar la cara o blanquear al anarquismo, y por lo mismo al comunismo y el socialismo, autores de dicha Revolución y guerra civil de 1934. 

Este blanqueo es el tercer paso, pues el segundo ha sido demonizar desde todas las perspectivas posibles a los que ganaron la guerra o Cruzada, y el primero fue el terrorismo etarra que les castigó sin piedad. 

Así mismo, todos ellos y los amigos de ETA, se blanquean hoy con las indignas represiones que otros hicieron hace 80 años, en Navarra atribuidas a quienes no deben, olvidando las realizadas por ellos allá donde mandaron, incluidas torturas. Citemos aquí lo ocurrido en las prisiones y barcos-prisión en Guipúzcoa y Vizcaya, de las que nadie habla -tampoco los del PNV-. 

Todo indica que, esto de enredar sobre el pasado, hoy sólo lo hacen unos contra otros, lo que sería cosa de todos o de nadie. En 1978 se optó por el nadie. Eso nada tiene que ver con una digna sepultura para todos, dejando en paz a los que ya lo están. 

En enero 2020, unos pueden decir lo que quieran del pasado y atribuir lo que desean a sus contrarios, y los otros no pueden hablar ni del pasado ni incluso de sí mismos. 

Esta es la "libertad" que se ha impuesto. Un mundo al revés,  prepotente, y al servicio del capitalismo salvaje y mundialista. El trágala.

Todo esto es una pena, una gran pena. 

No, no vamos bien, sino muy mal.

R. de A. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario