sábado, 30 de marzo de 2024

Pascua de Resurrección

Felicidades a todos

Resucitó el Señor, Aleluya.

¡Tú eres el fuego del amor que incendia nuestros corazones! 

Tú, Señor, dispón de mí con todo lo que soy, con todo lo que tengo, para no abandonar, ni mantener en cautiverio -frente a la mentira dominante- la memoria de los que lo dieron todo en defensa de Tus derechos, de la religión católica en las familias y la sociedad, de la propia supervivencia, del bien común de todos los españoles, y de la misma civilización... sin enredarla ni embarrarla astutamente con lo que no hicieron. 

Es la memoria de los hoy cautivos y rechazados en la buscada confusión de épocas, de los silenciados por la ignorancia, el revanchismo de unos, la superficialidad y pereza de los que más despiertos debieran estar, y porque ni siquiera los muertos -hoy los que buscaron la defensa de los suyos ad limitum - tienen quien les defienda y respete. 

(...)

Incidiendo en nuestras preocupaciones, un día de gloria como hoy nos permite -como el que más- aterrizar nuestra mirada con limpieza para orar, perdonar y ser perdonados, para recordar a todos -a los próximos y más lejanos- con ecuanimidad, y para hablar a todo el hombre, partiendo del respeto. 

Respeto a lo recibido,  a los otros, a la historia de Navarra y sus instituciones. Respeto a las maravillas de nuestra ciudad, al arte monumental y su protección legal, a las grandes sobresalientes pinturas narrativas de Stolz Viciano, al urbanismo más acabado y también histórico de nuestra bella ciudad, a la originalidad de éste, a todo pulmón verde urbano, al espacio del vecino y  juegos infantiles, a la ordenación y aprovechamiento comercial y económico, y a la imagen de lo siempre visto donde los estilos van y vienen. 

Sea lo que fuere, no puede ganar en nosotros medida alguna talibanesca, ni tufos revanchistas, ni la permanente insatisfacción, ni agravios comparativos, que además hagan imposible la vuelta atrás y marque para siempre a nuestra generación como aquella en la que ni la verdad ni memoria  pudieron ser.

La Redacción

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