Pinturas de la gran cúpula
Composiciones al fresco,
obra del artista don Ramón Stolz Viciano,
que decoran la cúpula del Monumento de
Navarra a sus muertos en la Cruzada
Agradecemos a la Librería Vaquero (Pamplona) la edición de estas postales hace muchos años. Ejemplares de las de San Francisco Javier y la Cruzadas de los s. XIX y XX se guardan en el Archivo de la HCVC.
Agradecemos a la Librería Vaquero (Pamplona) la edición de estas postales hace muchos años. Ejemplares de las de San Francisco Javier y la Cruzadas de los s. XIX y XX se guardan en el Archivo de la HCVC.
CUATRO
grandes temas pintados al fresco decoran el interior la segunda cúpula mayor de
España, evocando, a través de tipos y personajes de la historia de Navarra, la
solera del espíritu navarro, amante de la verdad, confiado y recio, siempre
religioso y batallador por su Dios Jaungoikoa y por su Patria y comunidad paterno-filial.
La explicación recogida a continuación se inspira en la ofrecida por la Hermandad hacia 1980.
La explicación recogida a continuación se inspira en la ofrecida por la Hermandad hacia 1980.
Composición dedicada a San Francisco Javier:
En
esta composición, situada en el centro del conjunto mirando al presbiterio y el
Santo Cristo de Adsuara, se representa la labor evangelizadora en Oriente
llevada a cabo por ese gran apóstol navarro que fue Francisco de Javier, de la noble
familia agramontesa Jaso Azpilcueta.
Sobre
un tenue fondo auroral en forma de una destacada Cruz, la vista se centra en la
figura erguida del santo misionero, patrono de las Indias y las Misiones, en
actitud de bautizar y mostrar a las gentes de India, de Insulindia, Japón y hasta
la ansiosa China, su crucifijo milagroso.
Avanza
el Santo “como si de cada huella de sus pies andarines e infatigables brotase
un alma redimida”, que dijo un escritor navarro. Le rodean figuras con ropajes
que representan a todos los pueblos orientales que él trabajó para convertirlos
a Cristo: indios, malayos, javaneses y japoneses. A las puertas de China estuvo
aunque, en caso de entrar en sus sorprendentes y enigmáticas inmensidades, le
iba en ello la vida.
En
efecto, la figura central del primer término -en rojo carmesí- representa a la China, anhelosa de
recibir la predicación del Evangelio. A la izquierda, un enfermo indio es conducido
en parihuelas a presencia del Santo que ha de curarle. Y a un lado y otro, en
el último término, diluyen su figura, con elegancia y cierto misterio, un elefante
indostánico y un enervado “samurai” a caballo, representando el lejano oriente que
surgía exótico ante los admirados ojos del hombre occidental.
Composición dedicada a las Cruzadas medievales:
La
figura central representa al monarca navarro Sancho VII el Fuerte, “el mejor
caballero que jamás montó en silla”, en el instante de asaltar el último reducto
que tenían los almohades en la batalla de las Navas de Tolosa de 1212, o «batalla de Al-Uqab» según fuente musulmanas.
Ahí
rompía el buen rey a mazazo limpio las cadenas que unían a los voluntarios
sarracenos más leales al emir, representados por esclavos negros. El emir como
jefe político era de nombre Miramamolín, esto es, Abu Abd Allh Muhammad al-Nasir, «Amir al-Mu'minin», 'príncipe de los creyentes' e hijo del triunfador
en Alarcos frente a Alfonso VIII de Castilla.
En
primer término de la parte izquierda, el arzobispo de Toledo, el navarro
Rodrigo Ximénez de Rada, alza la Cruz. El, encargado por el Papa, fue el más
impetuoso predicador de la Cruzada que culminó en esta batalla, en un escenario
militar desarrollado en el paso de Despañaperros. Ahí estuvo el buen arzobispo
junto al rey. En el momento más crítico de la batalla, cuando cualquier desliz
podía dar al traste la campaña de los cristianos, el rey dijo al arzobispo:
“Sr. arzobispo, ahora o nunca”.
A
sus pies, dos guerreros muestran como trofeo las cadenas que en adelante formarán
el escudo de Navarra, algunos de cuyos eslabones se conservan en la catedral de
Tudela y otros en la colegiata de Roncesvalles, donde descansan los restos
mortales de Santo el Fuerte, en su día estudiados por el médico forense e
historiador don Jesús Luis del Campo.
En
la parte derecha, dos cruzados conducen moribundo a su rey Teobaldo II, junto
al que cabalga dolorida su esposa, la reina Isabel de Navarra, hija de Luis IX,
santo rey de Francia, que aparece detrás en actitud de cambiar su corona de oro
por una corona de espinas.
Más
en el centro y en primer plano, un ángel señala sobre la roca las palabras
“Deus lo volt”, que significa, “Dios lo quiere”, refiriéndose al móvil de las
Cruzadas medievales. A su derecha, muere un guerrero besando la cruz de su
espada.
Al
fondo, bajo un flamear de pendones y banderas de barcos, se alzan en sus
caballos los reyes cruzados, Alfonso I el Batallador, el infante don Ramiro,
Teobaldo I y Felipe de Evreux.
Composiciones intermedias.
Entre
las dos grandes composiciones históricas anteriores, La Cruzadas y las
Misiones, el artista sitúa dos grupos de la época moderna, que representan la
Navarra de la religiosidad popular y la Navarra de la defensa armada de los
derechos más básicos de Dios y los navarros.
La
Navarra religiosa aparece en un
primer término con los cruceros de Ujué y de Val de Arce, seguidos de una larga
procesión de entunicados portando cirios hasta perderse en la lejanía.
La
imagen de San Miguel de Excelsis, que levanta un sacerdote a caballo, vincula
esta parte de la composición con el fondo, donde sobre una dura y fría roca se
contempla a los romeros de Montejurra con la insignia de los Caballeros Voluntarios de la Cruz y a dos madres arrodilladas, una de las
cuales implora la protección a San Francisco Javier. Las madres de los cruzados
rogaron al Santo patrón y movieron a sus maridos e hijos a la defensa de los
derechos más fundamentales de la religión católica y a ella. Por eso la Hermandad de Caballeros de la Cruz
nombró a San Francisco Javier como su hermano Mayor, y ordenó tallar la Piedad en agradecimiento a la mujer
navarra, tan olvidada.
La
Navarra guerrera comprende a todos
los voluntarios que desde la Guerra contra la Convención francesa de 1793-1795,
hasta 1939, han ofrecido su vida por Dios y por la Patria. Ahí están las
figuras universales escalonadas en orden cronológico. Junto a los voluntarios
de 1793 destaca en sombras la figura de un guerrillero de Espoz y Mina en la
guerra por la Independencia contra las tropas revolucionarias de Napoleón y su
hermano José que, desde luego, no fue proclamado rey de Navarra. Luego llegará
el Ejército de la Fe contra el
Trienio Liberal de 1820-1823. A su izquierda avanzan dos voluntarios de la guerra
carlista, uno de ellos vestido con el uniforme de los “Guías de Navarra” de
Zumalacárregui enarbolando una hermosa bandera blanca.
Siguen
a estos los de la segunda guerra carlista, representados en tres generaciones
(abuelo, padre e hijo) junto a un oficial a caballo que porta la
“Generalísima”, la bandera que carga la imagen de la Inmaculada de la primera
guerra carlista, bordada por la reina doña Francisca de Braganza, esposa de
Carlos V, a principios de la campaña de 1833
Finalmente
y en el extremo de la firme y fina roca, bajo la bandera bicolor y la enseña
crucífera de un Tercio de Requetés, aparecen cuatro voluntarios de la Cruzada
de 1936-1939: un militar que porta la bandera bicolor, un falangista sin signos
que lo identifican como tal, y dos requetés con boina colorada, uno de ellos con la Cruz en alto.
¿Quién era Ramón Stolz Viciano? Nació en Valencia en 1903 y falleció joven en 1958. Su obra es poco conocida. Sin embargo, su producción tiene una extraordinaria calidad y fue muy extensa. Su inspiración fue religiosa e histórica. Pintó al fresco con maestría, conoció muy bien la técnica del óleo, y fue un excepcional dibujante. Fue elegido académico en febrero de 1958, unos meses antes de fallecer.
Pintó la Capilla de la Comunión en la Basílica de los desamparados (Valencia), la iglesia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) (Madrid), el Gobierno Civil de Santander, la cúpula sobre la Vía Sacra del pilar. Restaura las cúpulas al fresco del pilar de Zaragoza, y reconstruye la cúpula de Francisco Bayeu etc.
Fotocopia que explica las composiciones al fresco de la cúpula del Monumento, realizadas por Ramón Stolz Viciano (1903-1958). Archivo HCVC |
José Fermín Garralda Arizcun
Historiador
Pamplona 22-II-2017
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