domingo, 12 de febrero de 2017

El Santo Cristo de todas las miradas

El Santo Cristo alzado en Cruz
(Mártires y testigos de su tiempo, ejemplo para todas las épocas)

AHÍ ESTABA LA CRUZ, ALZADA, EN LA BASÍLICIA y HOY EN LA CRIPTA.

Queda prohibida la reproducción. 
EL SANTO CRISTO agonizante y monumental del académico Juan Bautista Adsuara, se talló en madera de tono claro para ser visto desde todas las partes del monumento de Navarra a sus muertos en la Cruzada.
Es una obra de arte impresionante, pero sobre todo es un bien sagrado, bendecido con el agua y el clamor de la piedad cristiana.
Levantaron alto al Santo Cristo sobre sus tres metros, para que todos los ojos pudieran fijarse en Él. Su torso y sobre todo su rostro son sobrecogedores. Es tal que atrae a todos hacia Sí.
Recuérdese lo que fueron aquellos padres y abuelos, cuáles fueron sus buenas y óptimas obras, y cuál fue su generosidad hasta darse por completo en defensa de la religión y los principios y valores inmateriales perseguidos, soporte vivo de toda la realidad humana y social. Esto justifica -y no las malas obras de algunos- el monumento que contemplamos y el Santo Cristo alzado que todo lo atraía hacia Sí, hasta que en 1998 lo retiraron por diversas razones que desconocemos ya que su arzobispo no las expuso a los fieles navarros. Se planteó todo como un hecho consumado, ignorando al pueblo fiel a pesar de su sacerdocio común. 
En resumen: hoy más que nunca es preciso iluminar la realidad con la verdad de las cosas, en vez de claudicar siguiendo el oportunismo y comodidad sociológica ante las preferencias particulares de aquellos guerracivilistas y talibanes occidentales que se ejercitan como grupos de presión. ¿En tan poco tienen los modernos claudicantes a los padres y abuelos de los navarros de hoy?  ¿Y a la verdad de lo ocurrido ayer, la memoria de la persecución religiosa, la memoria de la Diócesis y hasta de Navarra como país y pueblo?
El Santo Cristo fue la única imagen escultórica colocada en la basílica de la Santa Cruz que ocupaba la planta noble del monumento. Ello fue así aunque se planteó colocar otras imágenes de San Francisco Javier, San Fermín etc. en las cuatro capillas del centro de la planta, y aunque luego la Hermandad plantease colocar La Piedad -tallada en homenaje a las heroicas y silenciosas mujeres y madres navarras- en una de las dos capillas laterales de la entrada al monumento:

“Los arquitectos proyectistas del Monumento (añado: Víctor Eúsa y J. Yárnoz Larrosa) diseñaron los cuatro altares existentes para colocar en ellos cuatro imágenes de santos navarros, y dos capillitas laterales, en una de las cuales se instalaría una talla de “LA PIEDAD”, en las cuales existen sobre las puertas de acceso a las torres de la fachada, unos rectángulos diseñados para colocar unas lápidas con leyendas alusivas a las madres, hoy ausentes y en espera de que se termine el plan.
Si los hijos y los maridos tienen un Monumento que les dedica Navarra y sus nombres figuran grabados en las placas colocadas a lo largo de sus paredes, dicen las madres y esposas, no pueden ellas recibir homenaje perenne, colocándose la talla de “LA PIEDAD” en el lugar indicado como más idóneo?
Se sienten un tanto defraudadas y postergadas y esperan se subsane esa involuntaria omisión, pero omisión al fin, que les duele” (Carta del prior José María Echarri Loidi en nombre del Capítulo Supremo de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz,  al vicepresidente de la Diputación Félix Huarte Goñi, Pamplona, 3-V-1970, 4 fols.; archivo de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz).

A pesar de esta petición, la Diputación Foral impidió al fin la colocación del grupo escultórico de La Piedad de José López Furió en el monumento de Navarra, quedando situada finalmente en el presbiterio de la parroquia de Cristo Rey, donde fue bendecida por el arzobispo Enrique Delgado Gómez. ¿Saben hoy los feligreses de esta parroquia de quién es propiedad dicha imagen y sobre todo por qué se talló?
Sin duda la decisión de la Diputación Foral de que sólo hubiese una imagen del Santo Cristo en la basílica de la Santa Cruz, fue para mantener la finalidad o destino votivo con el que se había construido el monumento, esto es, en homenaje a los más de 4.600 navarros muertos de la Cruzada de 1936. Que hubiese sublevados -entre ellos muchos mandos militares del generalato- que fuesen republicanos y poco religiosos, no quita para que en Navarra y fuera de ella gran parte del pueblo insistiese en el tema religioso como el principal de la sublevación, además del orden público, los derechos civiles, impedir la sovietización etc. El motivo o prevención de la Diputación, que había sido el primer voluntario, era en parte fundada, debido a que en ese momento el monumento se utilizaba para oficios parroquiales como eran bautizos, bodas… y por la donación que se pensaba hacer del mismo al arzobispado, aunque para 1970 ya se hubiese realizado la donación y se hubiese construido la parroquia de Cristo Rey.
SE ALZÓ LA SANTA CRUZ. He aquí al motivo central de esta colaboración: ¿qué motivos tenía la diputación Foral y Navarra -el viejo Reyno pirenaico- para levantar este grandioso monumento, con su planta central, sus arquerías a ambos lados y la gran plaza que señorea? En numerosas cartas, la Hermandad dice así:

“Si los hechos históricos sobresalientes se celebran periódicamente, mucho más deberá conmemorarse esta gesta llevada a cabo en el siglo XX, no para reavivar rencillas, sino para decir a la generación actual y, también para recordar a quienes tan fácilmente se olvidan de la Cruzada, que se luchó, no por intereses materiales, no /por/ cosas bastardas, sino que la lucha se entabló entre dos bandos de ideologías distintas y fundamentalmente dispares e irreconciliables. Nosotros defendimos a Cristo y su Iglesia, nuestro derecho a ser católicos y profesar la santa religión privada y públicamente; el derecho a que también España fuera católica y sus instituciones, y la enseñanza, y el Estado y propugnamos, igualmente, la implantación de la justicia social, tantas veces recordada por los papas, mientras ellos, los enemigos, pretendían, implantando la persecución religiosa, destruyendo e incendiando los Templos del Señor, desterrando al Cardenal Primado, persiguiendo al clero, estableciendo el Estado beligerancia frente a sus adversarios políticos, martirizando a 13 Obispos y a más de trece mil sacerdotes, religiosos y religiosas, estableciendo checas para torturar a los perseguidos, etc., dar paso al comunismo asiático, al mismo tiempo que vitoreaban a Rusia y cometían el nefando crimen de fusilar al Sagrado corazón de Jesús en el Cerro de los Ángeles.
Todo esto se va olvidando o se ha olvidado ya. Esta lucha que fué una verdadera Cruzada, quisieron empequeñecerla algunos intelectuales con resabios liberales, inclinados a la izquierda, negándole tal carácter a una gesta en la que la Cruz de Cristo y la bandera roja y gualda de España eran las insignias que nos guiaban en las batallas, como pregoneras de los santos ideales que se defendían a costa de inmensos ríos de sangre generosa de los españoles y del sacrificio de tantos y tantos miles de patriotas (…)” (Moción del prior de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz, José María Echarri Loidi, a la Diputación Foral, 8 fols., Pamplona 14-I-1961, fol. 1 y 2; archivo de la HCVC).


El monumento se dedicó a la generosidad más absoluta de los navarros que salieron como voluntarios al frente -inicialmente hacia Madrid dejando despoblada Navarra de varones mozos y adultos-, a la generosidad de las familias y madres navarras que les animaron, y sobre todo a la generosidad de los más de 4.600 navarros que perdieron la vida en el intento de frenar a los enemigos de Dios y de España. Esto nada tiene que ver con otros temas, e impide confundir la historia de la bondad con la historia de los crímenes que se cometieron en las retaguardias; además y sobre ello, para ser justos sería preciso considerar todas las retaguardias, no inflar cifras ni olvidar las circunstancias. No puede pagar la memoria de los justos por los pecadores.
Si hubiese un monumento dedicado a los gudaris, milicianos y brigadistas, ¿perjudicarían y arruinarían su memoria por los crímenes de las represalias cometidas en  Bilbao, en San Sebastián y tantísimos otros lugares de la vieja piel de toro? Seguro que no, pues dirían que nada tiene que ver esas malditas desgracias con el tema principal, esto es, con la generosidad en este caso de los más de 40.000 navarros que fueron al frente y los más de 4.600  muertos en el frente.
Desde luego, el hombre de hoy tiene que hacer un pequeño esfuerzo para comprender otras épocas. Con el paso del tiempo y las generaciones es natural el olvido de lo anecdótico y algún olvido de las cuestiones fundamentales. Más todavía, la alta densidad y significado de todo lo ocurrido desde entonces aleja más el presente respecto de  aquellos acontecimientos.
Pues bien, pongamos algún ejemplo. Aquellos tiempos no eran como los nuestros, ni Europa era como es hoy, ni actualmente tenemos experiencia de la revolución comunista que se extendía por las llanuras europeas y el Mediterráneo, ni conocemos la agitación anarquista, ni entendemos la anexión de Austria por Hitler (Anschluss) aunque el caso de Navarra hoy sea lo más parecido respecto a Euskadi, o el “bajarse los pantalones” de los futuros aliados en el conferencia de Munich que justificó ante el racista teutón la invasión de los Sudetes (1938), ni el reparto de Polonia entre los nazis y los comunistas de la URSS (1939), ni tampoco el sentir y actuar de unos españoles, de otros y de cualquier tercer español. Ahí estaba la revolución de Cataluña y sobre todo de Asturias de 1934, ahí la persecución religiosa desde 1931, ahí el desorden sistemático y el camino hacia la Revolución total y una no deseable guerra civil entre el 16 de febrero y el 2 de abril de 1936, desorden agudizado después, y hasta la revolución marxista preparada para después de julio. Recuerden que una voz femenina dijo en las Cortes: “Ese hombre ha hablado hoy por última vez”. No era la República sino la anarquía, y ningún militar iba a actuar contra la República per se. Más todavía, muchos militares se sublevaron con vítores a la República, incluido el general Franco. 
Así dice otro documento:

“Y en este crucial momento la más alta representación de Navarra, su DIPUTACIÓN FORAL, también se constituyó en Diputación de Guerra, apoyando con todas sus fuerzas morales y materiales el heróico gesto de los hijos de esta tierra.
Dura fue la lucha, dolorosa la redención de España. El martirio de trece Obispos, de once mil Sacerdotes, Religiosos y Seminaristas de los Cleros secular y regular, el sacrificio de miles y miles de españoles oprimidos en la Zona Roja o muertos en los frentes de guerra y la vida de cinco mil mártires navarros, muertos al grito de ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva España!, el tributo exigido en la empresa” (Moción del Capítulo Supremo de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz a la diputación Foral en abril de 1961, 5 fols.; archivo de la HCVC).

El tributo exigido fue el heroico esfuerzo hasta entregar la vida por los demás, sin que los crímenes lógicamente fuesen exigidos. También se observa que las cifras de los mencionados asesinatos cometidos contra el clero católico son divergentes según los textos. Por último:
“El heroísmo navarro fué premiado por la Patria, orlando las Cadenas de su Escudo con la Cruz Laureada de San Fernando.
Pero esa Gesta no es grata a muchos españoles por su significado y Navarra es odiada por el comunismo internacional porque con su ímpetu quebró sus protervos plan es” (ídem f. 2).


Notemos la afirmación de que el comunismo internacional odia Navarra y quiere arrebatarle todo lo que esta signifique.
Seguramente ése es el principal motivo de la actual inquina y odio de algunos hacia el monumento de Navarra, y no el reposo de los restos mortales del general Mola, aversión que inmediatamente se ha extendido a los restos del general Sanjurjo, y luego a los de seis voluntarios heroicos, cuya memoria -la de Munárriz o el pater Martínez Chasco- algún familiar lejano de hoy ha intentado tergiversar.
Atribuir hoy al general Emilio Mola expresiones que no dijo -no las hemos encontrado-, ha sido el enganche y el reclamo de la campaña desarrollada para mantener el eco social en Navarra y, a la vez, maldecir todo y a todos los de entonces -bien revueltos, eso sí- por todos los rincones de la Comunidad Foral. Algunos medios de comunicación, los grupos de presión de la "memoria" y cierta partitocracia han creado y mantenido el ánimo candente.
En realidad los agitadores buscaban otra cosa: arrancar la heroicidad de todos los voluntarios que se opusieron a la revolución marxista y estalinista -sovietización lo llamaban- mediante un levantamiento popular. ¡Qué importa el lema de por Dios y por España de gran parte de los voluntarios navarros cuando lo que se busca es justificar dicha Revolución a las puertas, y hasta plantarla hoy día en las mentes, por lo mismo que el nacionalismo separatista -único recurso actual del marxismo- es sobre todo una realidad mental y un acto de voluntad! Algunos más agudos muestran que detrás de toda esta campaña contra el Monumento de Navarra está el deseo de lavar los crímenes de ETA y de ganar la guerra perdida. Un ministro dijo esto último hace poco y en ciertos sectores se creó un gran revuelo muy indicativo. 
Los autores del texto citado de la Hermandad reconocen que “El heroísmo navarro fué premiado por la Patria, orlando las Cadenas de su Escudo con la Cruz Laureada de San Fernando”, asociando la mención a la laureada a un premio otorgado por España a Navarra, y no a la personalidad concreta del Jefe de Estado del momento -el general Franco-, nombre que los rencorosos han convertido absurdamente en tabú y que así promocionan sin querer para el futuro. ¿No se dan cuenta que la historia da mil vueltas? Dicha asociación resulta inadecuada pero desde hace décadas hasta hoy ha sido muy bien explotada por quienes en 1981 arrebatado la laureada de dicho escudo. (Javier Nagore, "La Historia de una dejación...", 1997). Nunca se ha utilizado tanto y tan hábilmente los recuerdos de décadas atrás, tergiversados muchas veces para justificar el sistema del que hoy gozamos.
* * *
AHÍ ESTABA LA SANTA CRUZ, ALZADA, en el interior de la que fue basílica de la Santa Cruz del Monumento de Navarra a sus muertos en la Cruzada, desacralizado por mons. Fernando Sebastián para 1997.  
La Santa Cruz no debiera haber desaparecido de su lugar, y de este centro social y urbanístico del IIº Ensanche, y los restos mortales que cobijaba debieran de ser respetados por propios y extraños, los talibanes. Quitaron la Santa Cruz porque en esta importante cuestión los cristianos de Navarra en general se han comportado con un inexplicable abandono, pensando sólo en su comodidad y vida privada, y sufriendo las consecuencias del clericalismo político de izquierdas ya antes de llegar mons. Cirarda.
Sólo sé que la Santa Cruz estaba ahí, y yo quisiera que ahí siguiese estando. Nada justificó el ser arriada. Un pueblo que no protege su Santa Cruz donde esté, queda vulnerado, hasta el punto de que hoy está a punto de desaparecer para goce de los que quisieran “otra Navarra”, anexionada o no a Euzcadi. Hay periodista de “Diario de Navarra” que a la que le admiran los cambios o rupturas espirituales de los actuales navarros respecto a sus padres y abuelos, pero para alabarlas.

AHÍ SIGUE ESTANDO la Santa Cruz alzada, sobre las dos torres de la fachada y la linterna de esa inmensa cúpula, la segunda de España. Dicha cúpula es una maravilla por fuera y, sobre todo, por dentro, donde lucen con pleno derecho las pinturas al fresco del valenciano y académico Ramón Stolz Viciano sobre qué ha sido Navarra en su historia. El tema no tiene por qué gustar a todos -y no pasa nada, que nunca llueve a gusto de todos-, aunque todos puedan admirar la composición, el color y la elegancia de tal monumental fresco. Temas como la piedad popular, las Cruzadas medievales, las misiones de la mano de San Francisco Javier, la defensa de la Religión desde 1793 hasta 1939… orlan la cúpula justo encima del cimborrio.


AHÍ ESTÁ TAMBIÉN LA SANTA CRUZ Y EL SANTO CRISTO DE JUAN BAUTISTA ADSUARA, en la Cripta de este bellísimo monumento, Cripta cuidada y abierta al culto religioso privado por la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz. A ella tengo el honor de pertenecer. ¿Nos damos cuenta de la importancia de dicho culto divino, en sí mismo y en ese lugar? Ojalá las distintas aportaciones de este Blog permitan explicar qué fue el monumento, qué es su cripta -lo único vivo que queda de él aunque sufriendo el atentado de las exhumaciones-, y qué es la citada Hermandad que algunos quisieran “reconvertir” despojándola de su propia  naturaleza y actuaciones.

La inicua y vengativa exhumación de ocho restos mortales de sus tumbas o mausoleos ordenada por el alcalde de Pamplona de EH Bildu, ha sido al fin consentida y aprobada a regañadientes por mons. Pérez González poco antes del 16-XI-2016. Por lo que se ve, todo lo que exija firmeza y suponga defensa del derecho de los débiles hoy día queda  como desterrado, especialmente -lo digo con dolor- en lo que se celebra este año. Sólo se opusieron las familias de al menos cuatro enterrados -al final perjudicadas por la segunda decisión del arzobispado-, se opuso a su manera la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz y desde luego la Comunión Tradicionalista Carlista de Navarra.
Realizada la inicua exhumación, algunos -los Trece de la fama- hablan hoy de reconvertir el monumento de Navarra. Preguntémosles: ¿reconvertirlo en Museo y arriar de nuevo la Santa Cruz de la cúpula, las torres y la Cripta? Que se expliquen, por favor. Aquí en Pamplona todo es improvisación, medias verdades, y parches por personas que de repente aparecen como interesados estrategas después de ignorar desde hace muchas décadas el monumento, su significado, y sobre todo el culto divino que se celebra en él, al que nunca han asistido. Son los que se presentan como conservadores de la materia pero desposeída de su espíritu que antes han abandonado.

Debido al irresponsable silencio que impone la prudencia de la carne, los católicos -olvidadizos y hoy día sin el interés por la verdad ni la virtud de la fortaleza- ignoran qué fue la Cruzada de 1936 que originó el Monumento, y qué fue y sigue siendo éste último. Ahítos de novedades, por desconfianza o dejadez, sólo escuchamos el relato de los que dejamos que  lleven la voz cantante, se presentan como los peores enemigos, y se burlan de nuestra debilidad y petulancia. Preguntemos más bien por qué los talibanes occidentales quieren derribarlo cuando desde al menos 1999, la planta noble se utiliza como sala de exposiciones, ¡e incluso para albergar el sacrilegio y profanación cometida en noviembre de 2015 a enero de 2016! Fue increíble tal profanación, pero más que fuese tan prolongada y con unos cristianos que recibieron el sacramento de la confirmación y conceptuados como piadosos. La actitud de los talibanes sólo se explica por el odio que tienen a esa maravillosa Navarra de nuestros padres y abuelos, que -estén tranquilos- desgraciadamente parece no existir, y que ha sido ignorada y abandonada por muchos hijos y nietos de aquellos que fueron grandes, y hasta mártires y santos. Hasta que ellos lo deseen.

AHÍ SIGUE ESTANDO LA SANTA CRUZ a pesar de la INTENSA y prolongada dormidera y aún desmoralización de los navarros ante las agresiones que sufre el Monumento de Navarra a sus muertos en la Cruzada. Agresiones a las que se ha sumado toda la prensa,  desde la supuesta “moderación” del “diariodenavarra” hasta la rabia no contenida de Diario de Noticias.

Sólo quedan en pie, con verdad y dignidad, la prensa digital como Navarra Confidencial, Navarra.com, y algunos Blogs (Amigos del Monumento de Navarra, Historia de Navarra a Cuba, El Irrintzi…) y el quincenal editado en papel y digital “Siempre P’alante” dirigido por el Rvdo. José Ignacio Dallo (va por el nº 777, 1-II-2017).
Oteamos con atención el panorama y no vemos quién puede quedar despierto. Incluso los Caballeros de la Cruz parecen -según algunos- dormitar.
Responsables de la dormidera y desmoralización son quienes guardan silencio ante las agresiones del sector guerracivilista y talibán, sector éste que debería aprender a dejar en paz a los vivos, en paz a los difuntos, durmiendo las piedras, así como aprender a honrar a lo representado en  el monumento.
Hasta aquí nuestra denuncia en el desierto, pues el horno no está para bollos y no podemos ser unos cantamañanas.
Nosotros, absolutamente todos, desaparecemos con rapidez al son de la danza de la muerte que se lleva a arzobispos, religiosos, católicos de instituciones y hermandades, políticos y adinerados, reyezuelos y otros pecheros, que somos los más. Sólo perdura el ejemplo bueno como el trigo, siendo muy conveniente que para transmitirlo se mantenga todo aquello que lo recuerde. Si se tira lo que se mantiene en pie, se consigue precisamente lo contrario con el consiguiente bajón o hundimiento espiritual. 
* * *
La HISTORIA DE LA BONDAD y la admiración no puede quedar ahogada por la historia de la cizaña y la maldad que cupo en aquellas circunstancias, tan bien utilizada por los talibanes occidentales para negar el bien confundiéndolo con el mal e imponer su relato.

Introducir el concepto historia de la maldad al referirse a este monumento y lo que contiene, sobre todo ofende, porque dicho monumento es al mucho bien y heroísmo derrochado. Aquello es propio de algunos guerracivilistas por la IIIª República -así lo dicen- mientras que los comodones y conservadores  les hacen el juego.
Contemplando al Santo Cristo elevado sobre todos nosotros -pobres pecadores-, sabemos que entre nuestros abuelos navarros abundaba lo óptimo aunque también hubiese cizaña. ¿Criticarles?: de hacerlo la crítica debiera separar el trigo de la cizaña, no arrancar el trigo, y desterrar todo odio y mentira. Nada de ello -sino todo lo contrario- hacen los revanchistas de hoy después de ochenta años de historia. Sobre estos trataremos.
Repetimos que debiera recordarse mucho más la bondad y las grandezas que las miserias, y permitir que prevaleciese la historia de los heroísmos y la bondad. Esto es natural para no crear artificialmente enfrentamientos y tomar buenos ejemplos. Por eso, respeten también los restos o huellas que quedan de entonces.
Máxime ello es así cuando han pasado nada menos que ochenta años, que son muchos como para tener todo tan presente, para utilizar la cizaña y arruinar todas las virtudes y heroísmos, para establecer acusaciones a quienes ni viven ni pueden defenderse, y para llegar a un modo irracional de presentismo.
Sepa el lector más delicado que en estas letras no  escudamos el pasado detrás de la religión, pues distinguimos muy bien la historia de la bondad y la historia de la maldad donde la haya. Mirar la maldad ajena desde luego que exige ver la propia, lo que tampoco hacen los revanchistas de hoy. Por lo mismo, reconocer la bondad y lo óptimo de nuestros mayores exige comprometernos para ganar espiritualmente el terreno perdido por nuestra negligencia en el tema del monumento de Navarra. Debemos decirlo ante la actual desolación que sufre Navarra por traición de todas sus élites. Aquí nadie dice nada, pudiendo.
Mientras las buenas obras perduran más tiempo que sus agentes, ojalá las malas obras no ahoguen aquellas, cuyo ejemplo debe quedar para las generaciones futuras. Que los “buenos” no olviden la historia de la bondad de sus padres y abuelos, engañados por unos absurdos complejos, fruto de la dejación y luego de la ignorancia, y engañados también por quienes mezclan arteramente el trigo con la cizaña. Eso es lo que ha pasado en la Iglesia diocesana en Navarra por el abandono y hasta erróneo relato durante muchas décadas atrás (¿desde 1970?), debido a la politización ideológica de parte del clero -en un sentido izquierdista y separatista- y a la comprensible reacción espiritualista o pietista alejada de aquella. ¿La situación actual?: los llamados “buenos” -aunque Bueno sólo es Dios- se retraen de todo compromiso y al final quedan como fútiles ignorantes e ignorados, a la vez que sus contrarios ganan envalentonados. Ya irán saliendo las responsabilidades para enseñanza y pedagogía del futuro.
Recordemos que para el 16 de noviembre de 2016 el Ayuntamiento de Pamplona EH Bildu mandó arrancar los restos mortales de ocho navarros, siete  naturales y uno de adopción. Sin embargo -repitamos- estos restos no son lo que tanto odiaban. Lo que odiaban era otra cosa con pretexto de lo anterior: el ejemplo de quienes ofrecieron su vida para salvar la religión católica (¡Ay, cómo duele recordarlo!) de sus conciencias, de su familia, de la enseñanza de sus hijos, de las instituciones sociales y públicas, de España misma (¡Lo que duele más porque se suma la roja y gualda en el Corazón de Cristo!).
Inscripción en el muro sobre la puerta del brazo izquierdo que dice:
"Inclinamos nuestra frente / a la santa memoria / de los mártires / que sellaron con sangre / su fe en Cristo/ Pio XII"
Es anormal el actual encono promovido artificialmente por los marxistas y separatistas, fruto de una provocación continua y una revancha ideológica que pretende crear situaciones afortunadamente desaparecidas. Ya desvelan su interés al actuar al servicio de la IIIª República que pretenden, y parece que recuerdan lo que se escribía en las paredes en la década de los treinta: “Para Seguridad de vuestro hogar, ingresad en el partido comunista. Radio ventas
En vez de promover como motor de la Historia una imposible  lucha de clases del proletariado en las empresas, quieren regresar al pasado con métodos arqueológicos para “releerlo” y utilizarlo a su manera, recreando los deseos de hace ochenta años sobre un futuro donde imponer la dictadura de un nuevo “proletariado” esta vez cultural. Hoy pasan cómodamente del ámbito económico al ámbito cultural, siguiendo un estilo maoísta o gramsciano.
Sabemos que actuar sobre la cultura es más fácil que actuar contra las condiciones materiales de producción porque aquella es más inaprensible y manipulable; también aquella es más eficaz porque transforma las almas y supone una lucha global que se continuará en el sexismo, el ataque a la vida humana (George Soros), al matrimonio y la familia, a la Iglesia etc. Los grandes capitalistas y oligarquías internacionales de hoy estarán de acuerdo con los modernos marxistas que aún quedan procedentes de 1968, porque hoy respetan sus empresas, la globalización económica y los bajos salarios en España, al dirigir la lucha de clases contra la memoria de los muertos de hace ochenta años y con una injusta y calamitosa proyección sobre los vivos. Se trata de una nueva guerra incruenta realizada con presiones, medias verdades o rotundas mentiras, manipulaciones y heridas muy reales e irreparables. ¡Qué importa el sufrimiento humano y qué la verdad de las cosas si las utopías intelectuales de algunos se hacen realidad para todos!
Para terminar: lo que hoy hacen los guerracivilistas y talibanes es negar el todo por la parte, salirse de la realidad temporal, negar el devenir de las cosas, transformar la enseñanza en enconamiento, y utilizar al pasado como herramienta. Lo utilizan dañando el conocimiento, las conciencias, la convivencia, originando entelequias increíbles por artificiosas, y distorsionando lo saludable de un recuerdo equilibrado o remembranza. Creen que sólo ellos tienen derecho a reivindicar porque nadie -más honrados que ellos- lo hace. Creen que sólo ellos tienen motivos para odiar, y sólo ellos -y no en vano- lo hacen. Viven del apriorismo, del presentismo y de seleccionar los hechos que desean.

SÍ, QUE LA CRUZ DE LA SANTA CRIPTA SE MANTENGA EN PIE como faro en la oscuridad, que se venere y no la arrebate la pasión de los impíos ni la tibieza y hasta frío de los píos. Siendo malas ambas cosas, la tibieza hace más daño a los propios y anima a las minorías de presión a reactivar sus amplios recursos públicos.

QUE VUELVA, AL FIN, LA CRUZ A LO QUE FUE BASÍLICA DE LA SANTA CRUZ, Y ÉSTA ENTERA AL SERVICIO DE AQUELLO PARA LO QUE FUE CONSTRUIDA.
A quienes corresponda se aplica la siguiente inscripción, hoy tapada, situada sobre la puerta de un brazo lateral: “Inclinamos nuestra frente a la santa memoria de los mártires que sellaron con sangre su fe en Cristo. Pío XII”. Nunca es tarde para despertar, formarse, y  comprometerse.

José Fermín Garralda
Pamplona/Iruña 12 de febrero de 2017
Imagen del presbiterio, el altar mayor, la vidriera como fondo y, al contraluz, el Santo Cristo de Juan Bautista Adsuara Ramos. "El Pensamiento Navarro" (Pamplona) 16-XII-1958. Foto:JFG

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