martes, 31 de enero de 2017

Lo vivieron como una Cruzada ante la persecución religiosa

NOTICIA

El por qué de los navarros muertos en el frente.
Supina ignorancia y clamoroso silencio

ESTAMOS PREOCUPADOS por la supina ignorancia que existe en relación con lo ocurrido en la década de los treinta en España.
Recordemos la sistemática persecución religiosa en todo el país, llevada a cabo por los grupos de presión y la actividad masónica, primero en la Constitución de 1931 y las leyes que la desarrollaron y la práctica administrativa. Simultáneamente fue mediante amenazas, palabras y la letra impresa, en los permisos y actuaciones callejeras, en los hechos violentos sufridos de forma continua y creciente... hasta llegar al asesinato. Al final se llegó al holocausto de más  de seis mil sacerdotes, religiosos y seminaristas por el mero hecho de ser tales. Sumemos ellos los laicos… asesinados por su Fe.


Pues bien, esta persecución in crescendo se realizó año tras año, llegando al estallido final, y con la amenaza de su consolidación definitiva.
Este fue el primer y principal motivo para salir al Campo del Honor de quienes no se podían resignar, su móvil más hondo y persistente, el más grave.
Para evitar la persecución religiosa que había ocurrido en Asturias en la revolución de 1934, y lo que se avecinaba, se levantó casi la totalidad de los navarros y una buena parte del pueblo español. Sobre todo y en primerísimo lugar fue en defensa de la Religión perseguida, como los vandeanos de la Revolución francesa, los carlistas en España, los cristeros de la Revolución mexicana…
A este enorme esfuerzo de una gran parte de la población navarra se dedicó el monumento de Navarra a sus muertos en la Cruzada. 


En él no se ensalza Régimen político alguno (Villar), sino al esfuerzo y sacrificio por la religión de los navarros muertos en el Frente, lo que nada tiene que ver con otras cuestiones por graves que sean. Hay que distinguir para no confundir. Los nombres de más de 4.600 navarricos cubren los muros del monumento aunque de forma inmisericorde el ayuntamiento llegó a taparlos tras 1998.
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UN EJEMPLO de la situación en aquel tiempo son los 51 misioneros claretianos sacrificados por odio a la Fe en Barbastro (Huesca) en agosto de 1936. Se trata de tres seminaristas y religiosos claretianos asesinados el día 2, seis el día 12, veinte el 13, otros veinte el día 15 y dos el día 18. En total 51, de los que solamente nueve sobrepasaban los 25 años y dos sólo tenían 21 años de edad. De ellos 25 eran catalanes.

Se han conservado muchos de sus objetos utilizados y generados en sus últimos días, cuando fueron probados para que dejasen la Fe y su profesión religiosa. No hubo apostasía ni ocultamiento personal alguno, sino sencillo y fiel testimonio de este grupo religioso denominado por Juan Pablo II como “Seminario Mártir”. Los 51 claretianos fueron beatificados un  25 de octubre de 1992.
Aunque se conservan los 51 restos mortales en urnas (en cada una hay dos y varias recogen tres), así como ropa y objetos regados con su sacrificio cruento, “aquí nada es morboso, ni tétrico, aunque se vean cráneos perforados. Todo habla de vida, Fe, alegría, serenidad, reconciliación. Ni el más mínimo asomo de resentimiento, revancha u odio” (Ob. Iguacen Borau).


Por eso, animamos a todos a visitar este museo, un lugar de testimonio y paz.
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Para evitar la persecución religiosa salieron de sus casas los navarros, y las familias se desprendieron voluntariamente de sus hijos, maridos y padres. A los que en ello perdieron la vida se dedica el monumento, y no a lo que dice cierta propaganda guerra civilista y talibán. Propaganda ésta esgrimida por minorías organizadas y grupos de presión, con el apoyo de ciertas instituciones políticas, y prensa de formato convencional, que azuzan hoy provocando mediante amenazas, señalando al otro, y declarando barbaridades sin respuesta clara y fundada de nadie. Así vamos a donde no queremos.  
El monumento de Navarra fue y es un testimonio de lo real, de lo bueno y de muchísima gente, y recuerda la persecución religiosa que se debe evitar para así responder al Derecho, las libertades y la verdadera paz. El monumento no permite rebajas, ni mezclas y companajes intencionados que sólo buscan negar la realidad, envenenar la memoria, y ocultar  ilusamente unas incompatibilidades, lo qué sólo perjudica a quienes dieron su vida por la Religión sobre todo y da el triunfo a sus contrarios. ¿Qué dirían hoy los que tanto intoxican y azuzan a la población, si el edificio se dedicase a los brigadistas internacionales, los milicianos y gudaris? 
También hay que respetar la razón de tantos navarros de la época, y la decisión de Navarra durante décadas, sin dramatizar, con pedagogía, mostrando el agravio comparativo que generarían por quienes hoy han levantado otros monumentos en Sartaguda y tantos otros lugares.

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ESTAMOS PREOCUPADOS por la omisión y silencio de muchos que pierden la estupenda ocasión de decir la verdad sobre el pasado, lo que frenaría la loca carrera que nos conduce a ninguna parte buena. Por lo visto, a tales no les preocupa demasiado el triunfo de la mentira y su profunda y maligna huella, ni el odio que se observa, seguramente engañados por una falsa concordia que los otros ni quieren, ni admiten, fruto de una conocida revolución cultural.


Sirva esta anotación para recordar el verdadero espíritu y principal móvil de los navarros que salieron al frente: la religión, su religión católica, Dios - Jaungoikoa. Así fue, tenían razón y además ganaron. Gracias a ellos Stalin no se mantuvo ni consolidó en España, y el comunismo ateo no entró por la fuerza en los hogares y familias. El totalitarismo comunista fue vencido.


José Fermín Garralda
Pamplona/Iruña 31-I-2017



        



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