El por qué de los navarros muertos en el frente.
Supina
ignorancia y clamoroso silencio
ESTAMOS
PREOCUPADOS por la supina ignorancia que existe en relación con lo ocurrido en
la década de los treinta en España.
Recordemos
la sistemática persecución religiosa en todo el
país, llevada a cabo por los grupos de presión y la actividad masónica, primero
en la Constitución de 1931 y las leyes que la desarrollaron y la práctica
administrativa. Simultáneamente fue mediante
amenazas, palabras y la letra impresa, en los permisos y actuaciones callejeras,
en los hechos violentos sufridos de forma continua y creciente... hasta llegar
al asesinato. Al final se llegó al holocausto de más de seis mil sacerdotes, religiosos y seminaristas
por el mero hecho de ser tales. Sumemos ellos los laicos… asesinados por
su Fe.
Pues bien, esta
persecución in crescendo se realizó año
tras año, llegando al estallido final, y con la amenaza de su consolidación
definitiva.
Este fue el
primer y principal motivo para salir al Campo del Honor de quienes no se podían
resignar, su móvil más hondo y persistente, el más grave.
Para evitar la persecución religiosa que había ocurrido en Asturias en la revolución de 1934, y lo que se avecinaba, se levantó casi la
totalidad de los navarros y una buena parte del pueblo español. Sobre todo y en
primerísimo lugar fue en defensa de la Religión perseguida, como los vandeanos de la Revolución francesa, los
carlistas en España, los cristeros de la Revolución mexicana…
A este enorme esfuerzo de una gran
parte de la población navarra se dedicó el monumento de Navarra a sus muertos en la Cruzada.
En él no se
ensalza Régimen político alguno (Villar), sino al esfuerzo y sacrificio por la
religión de los navarros muertos en el Frente, lo que nada tiene que ver con
otras cuestiones por graves que sean. Hay que distinguir para no
confundir. Los nombres de más de 4.600 navarricos cubren los muros del
monumento aunque de forma inmisericorde el ayuntamiento llegó a taparlos tras
1998.
* * *
UN EJEMPLO de la situación en aquel tiempo son los 51 misioneros claretianos sacrificados
por odio a la Fe en Barbastro (Huesca) en agosto de 1936. Se trata de tres seminaristas
y religiosos claretianos asesinados el día 2, seis el día 12, veinte el 13,
otros veinte el día 15 y dos el día 18. En total 51, de los que solamente nueve
sobrepasaban los 25 años y dos sólo tenían 21 años de edad. De ellos 25 eran
catalanes.
Se han
conservado muchos de sus objetos utilizados y generados en sus últimos días,
cuando fueron probados para que dejasen la Fe y su profesión religiosa. No hubo
apostasía ni ocultamiento personal alguno, sino sencillo y fiel testimonio de este grupo religioso denominado por Juan Pablo II como “Seminario Mártir”. Los 51 claretianos fueron beatificados un 25 de octubre de 1992.
Aunque se
conservan los 51 restos mortales en urnas (en cada una hay dos y varias recogen
tres), así como ropa y objetos regados con su sacrificio cruento, “aquí nada es
morboso, ni tétrico, aunque se vean cráneos perforados. Todo habla de vida, Fe,
alegría, serenidad, reconciliación. Ni el más mínimo asomo de resentimiento,
revancha u odio” (Ob. Iguacen Borau).
Por eso, animamos a
todos a visitar este museo, un lugar de testimonio y paz.
* * *
Para evitar la
persecución religiosa salieron de sus casas los navarros, y las familias se
desprendieron voluntariamente de sus hijos, maridos y padres. A los que en ello
perdieron la vida se dedica el monumento, y no a lo que dice cierta propaganda guerra civilista y talibán. Propaganda ésta esgrimida por minorías organizadas y
grupos de presión, con el apoyo de ciertas instituciones políticas, y prensa de
formato convencional, que azuzan hoy provocando mediante amenazas, señalando al
otro, y declarando barbaridades sin respuesta clara y fundada de nadie. Así vamos
a donde no queremos.
El monumento
de Navarra fue y es un testimonio de lo real, de lo bueno y de muchísima gente,
y recuerda la persecución religiosa que se debe evitar para así responder al Derecho, las libertades y la verdadera paz. El monumento no permite rebajas, ni mezclas y companajes
intencionados que sólo buscan negar la realidad, envenenar la memoria, y
ocultar ilusamente unas
incompatibilidades, lo qué sólo perjudica a quienes dieron su vida por la Religión
sobre todo y da el triunfo a sus contrarios. ¿Qué dirían hoy los que tanto intoxican y azuzan a la población, si el edificio se dedicase a los brigadistas
internacionales, los milicianos y gudaris?
También hay que respetar la razón de tantos
navarros de la época, y la decisión de Navarra durante décadas, sin dramatizar,
con pedagogía, mostrando el agravio comparativo que generarían por quienes hoy
han levantado otros monumentos en Sartaguda y tantos otros lugares.
* * *
ESTAMOS
PREOCUPADOS por la omisión y silencio de muchos que pierden la estupenda
ocasión de decir la verdad sobre el pasado, lo que frenaría la loca carrera que
nos conduce a ninguna parte buena. Por lo visto, a tales no les preocupa
demasiado el triunfo de la mentira y su profunda y maligna huella, ni el odio
que se observa, seguramente engañados por una falsa concordia que los otros ni
quieren, ni admiten, fruto de una conocida revolución cultural.
Sirva esta
anotación para recordar el verdadero espíritu y principal móvil de los navarros
que salieron al frente: la religión, su religión católica, Dios - Jaungoikoa. Así
fue, tenían razón y además ganaron. Gracias a ellos Stalin no se mantuvo ni consolidó en
España, y el comunismo ateo no entró por la fuerza en los hogares y familias. El totalitarismo comunista fue vencido.
José Fermín Garralda
Pamplona/Iruña
31-I-2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario