NUEVO COMENTARIO A UNA PERIODISTA
La tendencia marcada por "Diario de Navarra"
Una de las periodistas
que ha cubierto lo referente a la llamada memoria histórica en “Diario de
Navarra” es M.M. Pamplona, escribiendo
sobre homenajes, reportajes, y exhumaciones...
Digamos al
lector que DdN ha apostado claramente por una línea a favor de uno de los
bandos.
Con ello,
¿quiere DdN hacerse perdonar hoy día por su apoyo al pronunciamiento militar, social y
guerra civil en 1936, y su apoyo al franquismo desde posiciones liberales conservadoras
(los llamados conservaduros)…?
Pues bien,
en esta entrada ofrecemos una nueva colaboración que refuta el reportaje de M.M. titulado
“Reencuentro en la cripta de Los Caídos”, (DdN Domingo, 11-IX-2016, pág. 28).
Aunque en
este Blog se hicieron numerosas correcciones a dicho texto por JFG el 13 de septiembre, dos días después de
publicarse, hemos recibido un comentario anónimo al igual que lo es la firma
de M.M. El autor subraya en amarillo lo
que comenta al final. Dice así:
Texto de "Diario
de Navarra" p. 28
“Hacía 55
años que la familia de Pedro Martínez Chasco no había visto su tumba. Desde que
en 1961, llegó una orden
de Madrid (1) para que exhumaran su cuerpo en el cementerio de Oteiza y
lo trasladaran al monumento de los Caídos de Pamplona. Él era uno de los seis
elegidos para representar a las merindades de Navarra y, junto a los generales
Mola y Sanjurjo, quedar confinado
en la cripta bajo la cúpula (2). Se había decidido que este sacerdote
fuera de Tierra Estella en su calidad de capellán voluntario desde el primer día del golpe militar
(3). Pero no se incorporó al frente hasta 1938 y, poco después, moría por una
bala perdida en Cella (Teruel).
Ahora, la decisión de sacar los cuerpos del
edificio construido en 1958 según los planos diseñados por el arquitecto Víctor
Eusa parecía que destinaba a Pedro a la fosa común (4). El Ayuntamiento había
logrado comunicarse con los familiares de los allí enterrados, pero en el
teléfono de contacto con sus sobrinos en Oteiza no respondía nadie.
Aquel
sacerdote muerto a los 32 años y párroco de Urbiola tenía más familia en
Oteiza. De aquel matrimonio de agricultores, José Martínez y Rudesinda Chasco,
ya no quedan vivos ninguno de sus otros ochos hijos. Pero sí sus sobrinos carnales (5). Y
la mayoría habían oído hablar del tío Pedro, y de la triste paradoja que le
llevó a compartir cripta con Mola y Sanjurjo.
Enterados
por el periódico, una de
estas sobrinas (6) llamó al Ayuntamiento de Pamplona para notificar que
en noviembre, cuando saquen los restos, la familia lo estará esperando para
llevarlo de regreso a su Oteiza natal y que pueda ser sepultado en la misma
tierra que guarda a sus padres y a cuatro de sus hermanos.
Para haber
conocido a su tío y tener algún recuerdo estas sobrinas que acudieron acompañadas por la prensa deberían tener más de 80 años (J.B.). La verdad es que al público le trae al pairo que sean sobrinas o sobrinas-nietas, aunque la diferencia no es pequeña.
Y pidieron permiso para visitar la cripta. En este
más de medio siglo, lo más cerca que pudieron estar cerca de él fue cuando
acudieron a exposiciones que acogía el monumento a Los Caídos (7). “Una vez pregunté
donde estaba para verlo. El bedel me dijo que allí no había nadie. Me dio
tristeza pensar que habían sacado al tío sin que pudiéramos recuperar sus
restos”. No era cierto. Metros más abajo, Pedro seguía en la cripta.
Este martes
pudieron, por fin, visitarlo. Tras atravesar un pasillo angosto, sin apenas
luz, desembocaron en la sala circular en cuyo centro se levanta el mausoleo a
Mola. Una lápida de mármol, con la leyenda Navarra
a Mola, cierra el sarcófago izado sobre una escalinata de granito. La idea
original era que la cúpula descubierta ejerciera como luz cenital sobre la
tumba. La realidad de las
filtraciones de agua hizo que se cubriera (8).
Y
alrededor, en tumbas con un diseño neoclásico, se reparten los elegidos de las
merindades. Menos en la cabecera de la cripta, convertida en una pequeña
capilla en la que se colocaron los restos de Sanjurjo, con el mismo diseño. En
su frontal, escrito en oro, se lee su
pueblo a Sanjurjo.
Cada una de
las tumbas lleva su propia leyenda. A Pedro le grabaron iba armado con la cruz. Encima colocaron el escudo de Tierra
Estella y, a su lado, un papel explica su biografía oficial. “Capellán Voluntario
desde el primer del Alzamiento, D. Pedro Martínez Chasco, de 28 años (dato
erróneo) de edad, natural de Oteiza de la Solana y párroco de Olejua (era de
Urbiola). Fue agregado, ya avanzada la guerra, al Batallón de Cazadores de
Melilla, núm. 3 y murió el 24 de febrero de 1938, en el frente de Cella
(Teruel). Enterrado en el cementerio de Oteiza”.
En el pueblo se enteraron de su muerte en la
plaza. Llegaba un representante del movimiento, citaba a las familias, y
desdoblaba un papel en unos segundos que les dejaba la respiración ahogada.
Allí estaba su nombre
(9).
“En 1961,
cuando llegó la orden de desenterrarlo, lo hicieron sus hermanos. Recuerdo que
los restos los metieron en una caja pequeña. Fue algo muy íntimo, de la
familia. En cambio, en Pamplona, les esperaban con honores militares y con la presencia de Millán
Astray” (10) rememora una de sus sobrinas sobre la figura del militar
que fuera jefe de prensa del régimen franquista.
Y después el silencio de aquella cripta, a la que
únicamente accedía de forma regular la Hermandad de Caballeros Voluntarios de
la Cruz, que convirtió el lugar en su sede (11). Un lugar de piedra, con el frío propio de
las estancias que se hunden bajo tierra. Aunque en el 2004 se restauró, ya no se pudieron recuperar las
piedras labradas de mármol en el que habían puesto los nombres de todos los
muertos navarros en el frente nacional. Únicamente se conservan las de Tudela,
Ulzama, Unciti, Tulebras, Úcar, Ujué y Ulzama (12).
También se
repintaron en su rojo inicial la frase que circula alrededor de la cúpula: Porque más vale morir en combate que no ver
el exterminio de nuestra nación y del Santuario. El conjunto se completa
con unas sencillas cruces de madera que enmarcan cada una de las tumbas de los
navarros que representan las merindades y, desde 2004, les acompaña un cristo
de madera de más de dos metros del escultor Juan Adsuara, que estaba en el piso
superior.
“No
valoramos la decisión del Ayuntamiento, simplemente decimos que nos hace
ilusión que nuestro tío descanse con los suyos”, afirman desde la familia. Lo
que no comparten es la posible demolición del edificio. Pero matizan. “No nos
parece bien porque se trata de un inmueble catalogado y obra de Víctor Eusa. Se le podría dar otra utilidad
para quitarle la connotación negativa actual” (13).
Algunos
comentarios destacados por el autor de la refutación:
(1)
Las propuestas surgieron desde Navarra, no desde Madrid. La Diputación Foral
acordó el 10 de abril de 1954 el traslado de los restos mortales que habían de
ser enterrados en la cripta del Monumento. En marzo de 1957, se mandó realizar
las operaciones referentes para el traslado iniciándose las gestiones oportunas
cerca de las autoridades y familias de los interesados. Hubo familias a las que
se les propuso y lo desecharon, sin que se obligara a nadie.
(2)
Hasta 1998 el acceso a la cripta era libre a través de la Basílica de la Santa
Cruz (Parte superior del Monumento) y los sarcófagos se veían desde una
barandilla hoy tapada y se accedía a la cripta por unas escaleras.
(3)
Según testimonio de la familia “capellán voluntario desde el primer día del golpe militar. Pero
no se incorporó al frente hasta 1938”. Es difícil que habiéndose ofrecido
voluntario desde el primer día fuera luego “obligado”
(4)
El Ayuntamiento ya tenía tomada la decisión de exhumarlo sin consentimiento
familiar al no localizarles, y sacarlo de una sepultura digna y cuidada en
lugar sagrado a una fosa común.
(5)
No sabemos qué piensan el resto de sobrinos carnales (solo dos de ellas fueron
acompañadas de la prensa). En cualquier caso, ¿son alguien los sobrinos para
revocar la voluntad de los padres y hermanos?
(6)
Que posiblemente ni conoció a su tío ya que murió en 1938, y en la foto del D
Navarra parece más joven.
(7)
Hasta 1998 el acceso a la cripta era libre a través de la Basílica de la Santa
Cruz (Parte superior del Monumento) y los sarcófagos se veían desde una
barandilla hoy tapada. Además se podía descender a la cripta por unas
escaleras. Posteriormente la posibilidad de pedir el acceso a la cripta era tan
sencillo como les ha sido ahora.
(8)
Erróneo. Se cubrió para cumplir con la cesión por la que el edificio quedaba
dividido en 2 partes separadas. Sala de exposiciones y cripta.
(9)
Esto era habitual de las guerras en general (no solo en España). A veces se
colgaba en tablones.
(10)
Erróneo. Millan Astray no estuvo. En representación de la Jefatura del Estado
acudió el Capitán General Carlos Marín de Bernardo Lasheras.
(11)
Erróneo. Hasta 1964 el Monumento fue sede de la Parroquia de Cristo Rey. A
partir de 1964 se celebraban los domingos misas en el Monumento por la HCVC y
el acceso era libre.
(12)
Erróneo. El desconocimiento del periodista es manifiesto.
(13)
Que consideren una connotación negativa actual el Monumento ya indica
posicionarse.
J.B.
Sigue "Diario de Navarra" del 11-IX:
LAS OTRAS TUMBAS
LAS OTRAS TUMBAS
Joaquín Sota Garayoa. El muerto navarro más joven del bando Nacional. Oriundo de Tafalla salió voluntario al frente el 19 de julio de 1936, a los trece años de edad, y murió en el frente de Balaguer el 21 de julio de 1938, a los 15 años.
Severiano Arregui Olalquiaga. El muerto navarro de más edad del bando Nacional, natural de Puente La Reina. Se enroló como voluntario en el tercio Virgen de los Reyes, en Sevilla. Murió en Lopera el 28 de diciembre de 1936, a los 62 años.
Jaime Munárriz Escondrillas. Estudiante de Arquitectura, de 21 años, que fue herido el día del Alzamiento en Cascante y trasladado al hospital a Pamplona, donde falleció el día 21 de julio de 1936.
Joaquín y Dimas Aznar Zozaya. Hermanos y labradores nacidos en Javier, muertos a los 22 y 21 años de edad respectivamente. El primero murió en el frente de Levante el 2 de julio de 1938 y el segundo el 14 de mayo del mismo año en el frente de Alfambra, en Teruel.
COMENTARIO FINAL de nuestro colaborador.
Por reserva no desvelamos quién es M.M., que omite su nombre en la prensa.
Por reserva no desvelamos quién es M.M., que omite su nombre en la prensa.
Ahora bien, una sobrina nieta de Pedro
Martínez Chasco que ha apoyado su exhumación, afirma que su tío abuelo fue obligado a
ir al Frente, se entiende que como capellán. De este familiar tenemos noticias
de la versión ya cuando escribe el 1 de septiembre de 2016 en el blog
Lizarrandando (apartado Viajes y versos) de Juan Andrés Pastor Almendros,
“Sabes que Pedro era mi tío abuelo? Su historia aún es más dramática. Las
amenazas llegaron por esconder al marido de una prima suya. Acabó en una cuneta
y fue mi abuelo quien tuvo que ir a recuperar su cuerpo. Como ves, fueron dos,
no una, las vidas sesgadas”. http://lizarrandando.blogspot.com.es/2016/09/mola-y-sanjurjo.html
La postura de Diario de Navarra en el asunto responde a veces a puntos
de vista particulares de sus periodistas.
M. M. ha trabajado en la
Revista “Calle Mayor” (Estella) entre 1994 y 2010. Desde entonces trabaja en “Diario
de Navarra”. Esto puede explicar que toda la información de Pedro Martínez
Chasco se publique inicialmente en el “Diario de Navarra” y no en otros medios,
al igual que la de la exhumación del mismo (una plana entera, DdN Jueves
17-XI-2016 p. 27), y que haya tenido acceso a la cripta durante la exhumación,
publicando posteriormente la crónica de un suceso que se acordó que se hiciera
en la intimidad y sin fotógrafos.
Probablemente M.M. es una
de las sobrinas que visitan la tumba, según parece deducirse de la foto en la
que aparece de espaldas.
J.B.
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