domingo, 25 de noviembre de 2018

Carlistas y monumento de Navarra: que el alcalde de Pamplona se aclare...

NOTICIA Y OPINIÓN

En sus contradicciones, ya parece imposible que el alcalde de Pamplona se aclare. ¿En qué quedamos, sr. alcalde?

Por una parte, el pasado 19 de noviembre, los del "cuatripartito" del Ayuntamiento iruñense  arremetieron contra el monumento de Navarra a sus muertos en la Cruzada y contra la Hermandad de la Cruz que tiene en él su sede, y que lo ha cuidado y mantenido durante casi 60 años. Lo propio tenía que ser respetarles y agradecerles. También arremetieron visceral e injustamente -parece como de juzgado de guardia- dichos del "cuatripartito" en el Parlamento de Navarra el día 12-XI.

Por otro lado, en la "Sala Gótica" del Palacio del Condestable de Pamplona, que depende del Ayuntamiento de esta ciudad, se celebra una exposición sobre el Carlismo titulada "Montejurra. La Montaña Sagrada". Sepa el lector que esta exposición es del 7 de noviembre al 16 de diciembre, aunque algo diremos sobre ella al final. 

Creemos que los partidos de la oposición no supieron defender del todo bien lo que se debía defender dichos 12 y 19 del presente mes de noviembre. No obstante, la Sra. Elizalde dijo algunas verdades muy claritas.  

Todos sabemos que muchos de los 4. 699 muertos en el frente pertenecían a los Tercios de Requetés. Si hablamos de los Requetés es porque va con el tema, sin desdoro de otros navarros. También sabemos que los Requetés fueron decisivos, tenían personalidad política, su existencia sobrepasaba esas fechas, fueron la España que se enfrentó al Estado liberal centralista y uniformador -amén de laicista- durante un siglo, reconocían a don Alfonso Carlos I, y pactaron condiciones con el Ejército (aunque no pocos de los generales de éste como Mola, Cabanellas, Queipo de LLano etc. fuesen republicanos). A los Requetés se les debe dos cosas: primera, dejar claro el carácter de Cruzada que adquirió el conflicto, y, en segundo lugar, la bandera roja y gualda, amén de la defensa de la familia, de la superación de los laicismos y secularizaciones del liberalismo, de la defensa de las lenguas propias, de su negativa a la absorción de la sociedad por el Estado o los estaditos delegados...  Carlismo, requetés y monumento de Navarra, están íntimamente unidos. 

Así pues, ¿en qué quedamos, sr. alcalde?

En esta exposición sobre el Carlismo se reconoce que los carlistas tienen una cultura política cargada de valores e ideales estrechamente unidos a la religión, la familia, la cultura, costumbres y tradiciones locales, transmitidas generación tras generación. Así fue en las ciudades, pero sobre todo en el ámbito rural ya que gran parte de los navarros vivían en él. La revolución industrial todavía estaba lejos. 

Los ejércitos de la tradición dirigidos por don Carlos V y Carlos VII eran, según el imaginario popular, de voluntarios, movidos por profundos ideales, capaces de derrotar a la poderosa maquinaria del Ejército regular del Estado liberal fuese (falsamente) monárquico o republicano. 

En el Via Crucis de Montejurra, iniciado en 1939, se juntaban los familiares de los muertos en la Cruzada como "romería del dolor". No era una fiesta, ni una reivindicación, sino un rezar con intensidad por los muertos en defensa de la religión, la patria y los fueros, y la monarquía legítima. Diremos que dolor personal pero con mucha paz y perdón en el alma. También se rezaba por los pecados cometidos y por todos los muertos en la guerra con independencia de bando al que perteneciesen. 

Ya sabemos que la  Fundación de Amigos de la Historia del Carlismo es la que ha organizado la exposición, aunque colaboran el Museo del Carlismo y el Ayuntamiento de Pamplona. 

Pues bien, sepa el sr. alcalde que, eso mismo que se dice en la exposición, se recuerda en el monumento de Navarra a sus muertos en la Cruzada. En este monumento todo rezuma tradición, no estatismo liberal, ni totalitarismo marxista y nacional-separatista. Repase el sr. alcalde con sus ojos los bellísimos frescos de Stolz en la cúpula, y no verá nada de lo que el cuatripartito quisiera criticar -y critica-, salvo que al cuatripartito le repugne -como le repugna- la Navarra tradicional, la de siempre, la católica, pacífica, foral (burujabetza) y monárquica, e incluso que repugnen los ideales y vidas de no pocos de sus padres y abuelos. Repase el sr. alcalde la declaración de la Diputación Foral de Navarra en julio de 1936, y verá como los del cuatripartito QUISIERAN QUE HUBIERA SIDO OTRA COSA para poder despellejar ahora a todos mejor. Sólo espero que algún día los miembros del cuatripartito -otra cosa son muchos de sus votantes- reconozcan sus manías y errores con honradez. 

Es una falsedad mayúscula decir que el grueso de los carlistas fuesen franquistas (nosotros ya pasamos de este tema y no queremos hablar del antifranquismo del grueso de los carlistas para lo que se dice "ganar puntos"). 

Es una calumnia decir que los carlistas eran verdugos, como señalaron ciertos "chiflados" -mejor, malos- en el Parlamento.  ¿Pero qué se han creído tales personajes?

Ocurre que los separatistas del PNV (Gerosa Bai) y los comunistas de diferente pelaje, se mueren de envidia porque los carlistas eran pueblo, sociedad estructurada y fervorosa, y pueblo en masa, y porque estuvieron entre los vencedores (aunque fueron derrotados en la paz). Se mueren de envidia porque los carlistas o tradicionalistas movían miles de personas en toda España. Se mueren de envidia porque estos sí fueron perseguidos y arrinconados, y no como muchos del PNV que hicieron buenos negocios, como otros que después fueron traidores a lo que juraron para ocupar cargos públicos, o bien niños traidores a sus padres franquistas. 

Es para tomar a chirigota decir que la Hermandad de la Cruz fuese franquista, cuando es una Hermandad no política, y además se sabe que destacados dirigentes suyos  eran personalmente falcondistas, es decir, contrarios el jefe de Estado del momento. Díganselo a Fal Conde en Sevilla y díganselo a don Mauricio de Sivatte en Barcelona.

En realidad, es cansina toda esta parafernalia de hoy que se dice antifranquista, que utiliza a un gobernante que falleció en la cama hace más de 40 años, y lo hace para cubrir sus propias ineptitudes, chupar del bote, vestirse de unas galas que no tienen, echar humo sobre la propia corrupción, y ocultar sus miserias totalitarias como lo de Skolae etc. etc.

Es totalmente mentira que un integrante de la Hermandad atacase símbolos antifranquistas, porque la verdad es que transcurrido justo un año tal persona se salió voluntariamente de la Hermandad. Cuando hizo sus ataques, se encontraba absolutamente fuera de la asociación. "Miente, que algo queda". 

Otra cosa; yo no sé qué le pasa al sr. Armendáriz con el "fascismo", pues a nada que reflexione resulta que el fascismo está metido en no pocos de los que critican el monumento, de los que mienten sobre la Hermandad, y denostan al pueblo carlista o tradicionalista. Ellos quieren el monumento para sí, y cueste lo que cueste, aunque antes de quedárselo dirán que quieren derribarlo y así se note menos su ansia




Don Carlos VII con su hermano Alfonso Carlos y la esposa de éste, en la batalla de Montejurra. Sí, gesta de héroes, como lo fueron tantísimos héroes anónimos ante los hombre pero grandes ante Dios.
Ojalá terminen las mentiras sobre esta Hermandad  propaladas por los políticos locales, 
por las instituciones políticas o partitocráticas de Pamplona y Navarra, 
y por no pocos periodistas que les sirven,
que han decidido manipular la política y utilizar un lenguaje
que siembra encontronazos y odio. Una gran pena. Para ellos, la verdad es lo que les rinde utilidad en la eterna lucha de clases, de sectores, de pueblos y de géneros... 

lucha que a su vez ellos provocan.


El pueblo carlista reza por sus deudos -ante Dios nunca serás un héroe anónimo-
y por todos los implicados de una u otra manera en su dolor.
Son pueblo con gentes de toda edad y condición,
que tienen en común un alma de misericordia para amigos y enemigos si los hubiere. Eso es porque no son materialistas, y saben que hay una vida eterna. 
Aita eta ama sólo enseñaron a andar en verdades y a perdonar a todos. 


Generales de la propia Causa (Estella). Los carlistas, amigos de la fidelidad, cuidarán las tumbas de los propios y amigos, las tumbas de aquellos con los que sus jefes pactaron , así como las tumbas de cualquiera que no tenga un lugar digno de reposo, o pueda quedar olvidado un día... como el día de Todos los Santos.
Aunque nos imbullan en la falsa dialéctica franquismo/antifranquismo, nosotros no  mencionamos el antifranquismo del grueso de los carlistas para "quedar bien" o mal -los carlistas hablaron clara y limpiamente al general Franco viviendo él-, sino porque es verdad, y porque hay que salir con ella al paso de quienes revientan el presente retorciendo el ayerNo hay por qué tener empacho en reconocer al general Franco las cosas que él y sus colaboradores hicieron bien. Además, ¿es que el pueblo español no trabajaba, no era honrado, no se preparaba para el futuro...? Pío Moa habla de ello, o bien habló el economista y comunista Sr. Tamames.

Digamos a los organizadores  de la exposición que también es verdad la enemistad de los carlistas frente el socialismo (la inmensa mayoría, defraudados por don Hugo, se fueron a sus casas), el liberalismo, y el nacional-separatismo.  El Carlismo no es una ideología, ni un romanticismo, y está bien lejos de las derechas e izquierdas que son resultado del esquema ideológico de la Revolución francesa, tan útil a la ideología dialéctica y tan inútil a la sociedad, harta ya de estereotipos, encasillamientos y corrimiento de los políticos votados hacia donde nadie se lo pidió. Los carlistas, además de religiosos y forales -España una en la variedad y variada en la unidad-, fundamentan su vida en la familia y en la doctrinal social y política dela Iglesia, así como en el derecho hispánico, son amigos de los sindicatos profesionales y no politizados, de la verdadera representación social y no partitocrática, del juicio de residencia y mandato imperativo. Yo creo que los malos lo saben, pero se lo callan, y cuando quieren dicen lo contrario. 

Fermín de Musquilda










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