Aviso
Hemos recibido este mensaje que hacemos extensivo a todos. Por un lado, el monumento de Navarra tiene varias cruces en el exterior, y cuatro grandes pinturas religiosas en su inmensa cúpula -la segunda de España-. Por otro, hoy las instituciones civiles dan al monumento un significado distinto al que tuvo para otras instituciones anteriores. Así pues, la cruces y pinturas deben mantenerse y con ellas el monumento.
Es absolutamente deseable que mons. Pérez González mantenga el culto divino en la cripta del monumento de Navarra. De hacerlo, la cripta será inmune a toda locura dinamitera, amenaza con la que los malvados se ríen de toda persona decente y respetuosa. Por ahora, en dicha cripta al menos se celebra con frecuencia el Santo Via Crucis y un responso. La Hermandad no la abandona.
¿Se atreverían a dinamitar el monumento de Navarra sepultando la cripta bajo él, antes de que ésta desaparezca toda vez que su existencia depende de la planta noble del edificio según la escritura de donación del arzobispado al Ayuntamiento pamplonés?
Estamos en un mundo con gente muy normal pero amordazada por la aparente impotencia; y con gente que juegan a ser unos locos para así hacer con todo de su capa un sayo.
Lo que no es de recibo para un fiel cristiano en Navarra, o para un navarro sin más, es el abandono de varios arzobispos en relación con el monumento de Navarra a sus muertos en la Cruzada: mons Cirarda, mons. Sebastián y mons. Pérez González. Este último rige hoy la sede de San Fermín. No por ser tres tienen más razón; lo que han tenido y tienen es mucho olvido, mucho miedo a las presiones, y demasiado "qué dirán". ¿Qué harían o dirían si el monumento estuviese dedicado a los brigadistas, milicianos y gudaris? ¿Aquí manda el sano juicio, la razón y el equilibrio, o los desequilibrios del lavado de cerebro, la paralización práctica de la sociedad, y el afán de conquista de Navarra por parte de los jefes comunistas y separatistas?
R. de A.
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