jueves, 21 de febrero de 2019

Sería una decisión muy errónea la del sr. Arzobispo de Pamplona

OPINIÓN
Va de evidencias
Escribimos una y otra vez sobre evidencias. Por un lado, porque no hay peor ciego que quien no quiere ver. Por otro, porque en nuestros días estamos con los ojos muy abiertos al qué dirán los amos de la mentira y la violencia física y psicológica, mientras paradójicamente estamos CIEGOS ante otras muchas cosas. El seguidismo al poder de hecho, sobre todo si es tiránico, es tremendo. Como en la China de Parolín. 

Ceguera ante el esfuerzo de quienes salvaron a España del comunismo. ¿Se acuerdan?


Ceguera ante los 4.700 navarros muertos para evitar que España fuese una colonia soviética y el imperio estalinista o marxista. ¿Se acuerdan? Ceguera ante los más de 40.000 navarros en el frente. Todos hemos repugnado lo que se hizo en las retaguardias de España. 


Ceguera ante Navarra, pues, aunque no se lo crean, no la han podido cambiar como si diesen la vuelta a un calcetín. Ya lo saben, pues el espiritu se reconcentra. 


Ceguera y cobardía por el silencio culpable de los "maestros" de la verdad histórica, universitarios, de secundaria, de la prensa mercenaria, o clericales.


España ha ido cayendo, lustro tras lustro, en el complejo de Edipo. Ojo con esto. Empieza lo bueno: del aborto a la eutanasia o "muerte dulce", skolae, persecución declarada a los católicos por no admitir las falsedades impuestas por el Estado etc. Pero... ¿quién es nuestro Dios?


Cobardía la del arzobispado de Pamplona -o de quien corresponda- ante las exhumaciones de héroes y mártires decididas por el poder civil de EH Bildu, realizadas en la Cripta del Monumento de Navarra a sus muertos en la Cruzada en 2016. Por entonces, alguien anuló a la Hermandad que cuidaba la Cripta...


Espero que nadie utilice con sospechoso arte el por otra parte gustoso deber de la obediencia y respeto que los fieles católicos tenemos hacia la autoridad eclesiástica. Creo que hoy no será necesario, porque muchos fieles la tienen grabada con fuego y hasta el escrúpulo,  y ya  no saben ejercer la virtud del discernimiento. 


¿Se acuerdan de la voz profética?
¿Se acuerdan del sacerdocio común de los fieles?
¿Conocen eso de la participación de los laicos en la Iglesia, que no sea las lecturas dominicales?

¿Cómo a la Iglesia diocesana se le ocurre la posibilidad de abandonar la cripta del monumento de Navarra a sus muertos en la Cruzada? ¿No le dice nada el monumento? Recordemos que hay muchos tipos de talibán. Miren Vds.: las del monumento son piedras vivas y nada silenciosas, incluso si lo derriban. Piedras vivas que acusan a todos.  También se expresan en la hermosa cúpula que contienen unas bellísimas pinturas de Stolz  sobre qué es Navarra, que nadie se atreverá a tapar. ¿O también esto si? 


¿No abandonó mos. Sebastián (+) la basílica de la Santa Cruz forzado por las circunstancias de no poder mantener el edificio? Así lo queremos creer. Mons. Sebastián quiso que la Hermandad cuidase, mantuviese y diese culto católico en la Cripta, y actualizó las Reglas de la década de 1950 de cara al tercer milenio. ¿Quién da las gracias a la Hermandad por su cometido? ¿Se le apoya relativamente y por remedio o con convencimiento? ¡Ay qué molestos son algunos!


¿Quién fuerza ahora? ¿Quién fuerza? ¿O nos forzamos a nosotros mismos?


El arzobispado sabe que algunos expertos en urbanismo quieren que se quite de ahí la parroquia de Cristo Rey. En ella bautizamos a nuestros primogénitos. ¿Se quiere cerrar, en falso, la vergüenza de los últimos lustros, con un libro sobre la parroquia de Cristo Rey -que por otra parte nada conmemoraría-, como los tres pesados volúmenes de Los años de plomo editados por el Gobierno de Navarra sobre el terrorismo etarra, que nada han cerrado pues hoy continúan las burlan a las víctimas del terror? 


Las cosas no acabarán aquí. Recuerden el complejo de Edipo Rey, que Dios no quiera que se convierta en el complejo de Cristo Rey. Pues por la realeza de Cristo -sólo Él es nuestro Dios- murieron aquellos a quienes se dedicó el monumento de Navarra a sus muertos en la Cruzada. Y la Cripta, abierta al culto católico, lo recuerda. Y el Santo Cristo de Adsuara, que con sus tres metros de tamaño presidió la basílica de la Santa Cruz en la parte superior del monumento, lo recuerda también. Desde el año 2000, la Hermandad cuida con mimo  este Santo Cristo en la Cripta, donde se lo encontró  abandonado en un rincón, sucio y con los brazos separados del cuerpo. Fue colocado dignamente. Todos los meses se le rinde culto  rezando el Via Crucis y asistiendo a la Santa Misa. Fue restaurado tres veces a costa de tres caballeros de la Cruz. Que los parroquianos vayan a la Cripta, pues la Cripta no puede ir a ellos. Aunque se queden sin parroquia, que ya la trasladarán a otro sitio. 


Fermín de Musquilda

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