jueves, 28 de enero de 2021

Enrevesamiento anticlerical. ¿Pero qué daño les hizo el clero?

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https://somatemps.me/2021/01/28/el-mito-de-los-curas-disparando-desde-los-campanarios/

Alguien dijo: 

"Me parece un articulo muy bueno. Gracias a su autor. 

En Navarra, la campaña comunista y separatista es tan fuerte y está tan politizada, que NADIE del mundillo de la ciencia y la cultura la rebate ya sea por vagancia, ya sobre todo por temor y por NO COMPROMETER el lugar de trabajo y a uno mismo. Incluso entre los jubilados, pues las costumbres quedan". 

Recogemos el artículo siguiente, porque desmiente a quienes han incluido -maliciosamente o por ignorancia- la primera foto en la Historia de Navarra durante la guerra de 1936. La imagen es de la plaza de toros de Pamplona, pero en años anteriores a la República, cuando el Gobierno liberal exigió a los seminaristas realizar algún aprendizaje cívico-militar.

MEMORIA HISTÓRICA

El mito de los curas disparando desde los campanarios

 

28 ENERO, 2021

 

El historiador Vicente Cárcel determina que, en 1936, existían en España 146 diarios antirreligiosos, algunos especialmente virulentos como El socialistaEl Pueblo, o El Crisol, que aplaudieron en 1931 la quema de conventos y pedían constantemente sangre clerical. El Crisol, por ejemplo, nada más llegar la República denunciaba falsamente que existían polvorines en los conventos. El Heraldo de Madrid, al iniciarse la Guerra Civil difundió la idea de que los frailes disparaban contra los obreros desde los campanarios.

Pero como cuenta Gonzalo Redondo, en su  Historia de la Iglesia en España, 1931-1939, fue en Barcelona “donde surgió la leyenda de que la destrucción de las iglesias vino motivada porque desde ellas se disparó contra el pueblo. En realidad, sólo se disparó desde el convento de los carmelitas de Diagonal-Lauria, y los autores de los disparos no fueron –como es comprensible- los religiosos, sino los soldados de una de las columnas sublevadas”. Por cierto, lo militares acantonados en ese lugar posteriormente fueron decapitados, sus cabezas ensartadas en picas y sus cuerpos echados a los leones en el zoo de Barcelona. También fueron asesinados los capuchinos de la iglesia, que nada habían tenido que ver con la sublevación.

Toryho, el director de Solidaridad Obrera, para contrarrestar la preocupación en la prensa extranjera por la gran persecución religiosa que se estaba cometiendo en la zona republicana, decidió iniciar una campaña contra el clero. Empezó a inventarse noticias inverosímiles como la de religiosos que empuñaban armas. En la edición del 1 de agosto de 1936, de Solidaridad Obrera, salía en portada una foto de cinco religiosos apuntando con fusiles y parapetados tras un cañón. Evidentemente la foto estaba amañada y los religiosos eran milicianos “ensotanados”. El pie de la foto rezaba: “Los representantes de Dios en la tierra también emplean las armas. En un pueblo de Cataluña [no se especifica cual], esos frailes hicieron frente al Pueblo”. Esta foto, posteriormente fue recogida por La Vanguardia (edición del 14 de mayo de 1937), y actualmente se puede encontrar en artículos e investigaciones como si fuera una imagen verdadera.


(Foto falsa de milicianos disfrazados de religiosos disparando, publicada en Solidaridad Obrera).


La imaginación da para mucho y a los anarquistas se les ocurrió también hacer una película de frailes capuchinos empuñando armas. Esta vez recurrieron a capuchinos reales que estaban en la prisión de Igualada. Hay varias fuentes al respecto. Una es la de Antoni Jorba Soler en su libro sobre la Guerra en Igualada: Agonia d´una ciutat, en la que cuenta la historia de estos capuchinos. Otra fuente es la obra de Josep Massó, L´Església catalana el 1936. El relato es sorprendente: “Un día se presentan un grupo de milicianos que hablan todos en castellano. Llevan armas variadas que son distribuidas a los prisioneros [los capuchinos]. Después, bajo la amenaza de un soldado con un revólver en el puño, son conducidos a una escalera por la que les hacen subir. Mientras suben, un individuo instalado en el rellano superior le va dando a la maneta de su máquina de filmar. Una vez llegan arriba, empieza a comenzar la labor inversa. Siempre con la cabeza alta y armados, los religiosos son obligados a bajar. Pocos días después los diarios ofrecen al público fotografías que prueban que los religiosos han sido sorprendidos con las armas en las manos”.

En Gerona, en mayo de 1937, se realizó otra filmación propagandística en la que salen “sacerdotes” atacando con fusiles un pueblo. Se buscaron escenarios en Gerona como las escaleras de San Martín o las de la Catedral. Hay tres sacerdotes, por aquel tiempo presos, que recogen este insólito hecho: Mn. Casanovas, Mn. Gispert, y Mn. Jou. Estas campañas de propaganda calaron en el imaginario popular. Décadas después, películas progresistas como La ciutat cremada de Antoni Ribas, que relata la Semana Trágica, muestra un cura disparando al populacho desde el tejado de una Iglesia. De esa época también es Las bicicletas son para el verano, esta vez ambientada en la Guerra Civil. Se fabula con que fuerzas facciosas, incluyendo el cura, se lo pasan fenomenal disparando desde el campanario en la población de Gelida (Barcelona). En realidad, en esta población los milicianos mataron al párroco, a un seminarista y otros convecinos; hechos que evidentemente no explica la película.

 

Foto de (posiblemente) seminaristas, realizada en 1912, y utilizada para las campañas anticlericales en 1936.


La película Tierra y Libertad también recurrió al tópico del cura disparando desde el campanario. O bien, Helena Taberna, directora de la película La Buena Nueva, incluyó una escena de seminaristas armados y desfilando que se inspira en una foto que ha hecho correr ríos de tinta. Se trata de una escena de seminaristas armados. De esa foto se ha dicho que eran curas armados en la Plaza de toros de Badajoz durante la Guerra Civil, incluso se habla de que se realizó en Valladolid. En realidad, es una foto realizada en la Plaza de Toros de Pamplona, antes de 1921 (en la que la plaza se incendió y demolió). Posiblemente la foto dataría de 1912 o antes. En esa fecha los seminaristas quedaron exentos del servicio militar. Como mucho tenían que hacer unas breves prácticas de orden cerrado que duraban pocos días y se hacían en la Plaza de toros. La foto nada tiene que ver con curas “trabucaires” de 1936.


(Recreación de curas armados para la película “La Buena Nueva”)

 

Si pudiéramos revisar toda la prensa revolucionaria de aquella época, encontraríamos verdaderas joyas de la manipulación para enervar a las masas. La Humanitat del 21 de agosto del 36, explica esta increíble historia: “Al medio día del 19 de julio los frailes del convento del Sagrado Corazón de la Avenida Padre Claret –Barcelona- dispararon contra los milicianos. A consecuencia de ello cayeron muertos algunos ciudadanos, entre ellos una anciana”. Y sigue la crónica afirmando que el comando de frailes, por la tarde, disparó contra un coche en el que iba una chica vestida de enfermera. No respetaron (sigue el alocado relato) siquiera su uniforme y “la chica y cuatro milicianos resultaron muertos”.

 

(Restos de la Iglesia de Santa María de Sants -Barcelona-)


No sabemos si estas alucinaciones periodísticas son para reír o llorar, el caso es que creaban odio contra el clero y la justificación de que había que combatirlos hasta exterminarlos. Otra crónica, que no sabemos donde encuadrarla por lo estrafalaria, es la de L´Autonomista del 21 de agosto de 1936. Literalmente dice: “Como si no hubieran pasado los años, vuelven los horrores cometidos por los carlistas En la primera Guerra civil, sus matanzas e incendios […] No han faltado tampoco […] capellanes con cinturón, pistola o rifle, que predican a tiros el amor a Cristo”. Simplemente increíble. Mientras que la tierra catalana se estaba empapando de sangre de católicos y sacerdotes, este periódico presentaba la situación como si Cataluña estuviera en manos de curas trabucaires.

Por último, resaltar la rumorología que corrió sobre el párroco de la Iglesia de Santa María en el barrio de Sants de Barcelona. Se decía que estuvo tiroteando a los milicianos desde el campanario. El sacerdote en cuestión era Mn. José Puig i Moliner. Tenía por entonces 72 años y no estaba para pegar muchos tiros. Eso sí, era conocido por su oposición a la República y odiado por los anarquistas. La Iglesia fue quemada y sólo se salvó el campanario. El sacerdote fue asesinado la noche del 15 de septiembre de 1936, fusilado en las tapias del cementero de Montcada.


Javier Barraycoa


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