En la web de Somatemps hay dos noticias de gran calibre:
https://somatemps.me/2017/10/22/paso-desapercibida-pero-es-la-mejor-noticia-de-estos-dias-beatificacion-en-barcelona-de-108-martires-del-36-39/
Primera, la beatificación de 102 claretianos en Barcelona:
La noticia dice así:"En total, 102 de estos mártires claretianos murieron en Cataluña, motivo por el cual se hace la celebración en Barcelona, pero procedían de otras comunidades: Cervera – Mas Claret y Solsona (60), Vic (15), Lérida (11), Barcelona (8), Sabadell (8), Valencia (4) y Castro Urdiales – Cantabria (3). “109 mártires que murieron dando su vida por ser religiosos y perdonando a sus asesinos […] fueron misioneros en todas las consecuencias”, explicó P. Ricard Costa-Jussà".
La segunda es la lista de las 8.148 personas asesinadas en Cataluña.
De ellos más de 2.000 fueron eclesiásticos (1.190 curas, 795 religiosos y 50 monjas) bajo el mandato de Lluís Companys. Pueden consultarse los libros de César Alcalá, el libro de Javier Barraycoa, Los (des)controlados de Companys, Madrid, Libros Libres, 2016, y otros autores. Sobre todo el segundo. 
En conclusión. Lo que más llama la atención es que actualmente se excuse y enaltezca a LLuís Companys desde las instituciones públicas de Cataluña (¡pobre general Mola! en Pamplona, tan distinto no obstante al tal don Lluís), y se encubra a los asesinos de más de ocho mil personas, que se calle sobre las víctimas, muchas de ellas eclesiásticos, y que esto ocurra en una Cataluña (aunque sólo parte de ella) nacional-separatista, progresista y democrática a pesar del Golpe de Estado del Sr. Puigdemont.
https://somatemps.me/2017/11/03/comapnys-tambien-paso-por-la-carcel-y-luego-se-convirtio-en-un-asesino/
Sí, toda "la movida" ocurrida en Navarra sobre la guerra suena a una indebida utilización de sufrimientos ajenos muy respetables y a desagraviar, y a un montaje político. Que no me hablen de libertades en Navarra cuando la acción callejera derivó en chulería, la reivindicación se mezcló fuertemente con ideologías marxistas y abiertamente republicanas, se presionó a las autoridades eclesiásticas con el feísmo, el insulto y la bronca, y cuando el miedo campeó imponiendo el silencio.
Incluso la prensa de derechas en la Navarra de 2016, ha querido hacerse perdonar con sus reportajes (M.M. Pamplona) por participar como lo hizo en 1936: la redacción de sus artículos "informativos" ha sido reprobada por muchos por su carácter mentiroso, intencionado y ofensivo.
Piedad pide el verdugo y perdón ofrece la víctima. Sólo así impediremos que nos arrastren a un nuevo guerracivilismo promovido por los amantes de la bronca y del totalitarismo.
Ramón de Argonz y de la U.
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