Al pueblo navarro de hoy
Desde hace un tiempo, y de repente como si de una consigna se tratase, el mayor descaro y
la agresión campa a sus anchas. Una calculada avalancha acorrala a Navarra, y en
ella al Monumento de Navarra a sus
Muertos en la Cruzada, reviviendo el pasado más doloroso, tergiversándolo,
e ignorando que se les podría sacar a ellos más que los colores después de 80
años. La consigna sabe que el
monumento forma parte del poso de la conciencia del pueblo navarro, pues supuso
una rotunda afirmación en una necesidad límite: la defensa de la religión y de
España. Todo tuvo su marco histórico, no mezclemos churras y merinas, y,
desde luego, que un pueblo que no reza por unos, por otros y por terceros, rompe
consigo mismo y muere.
¿Qué no diría y omitiría Talibán,
si se tratase del monumento a los gudaris -en Navarra y Álava los nacionalistas
se sumaron a los nacionales-, milicianos y brigadistas? Pero, claro, tras un
falso igualitarismo desde 1978, hoy utilizan con singular atrevimiento diferentes
varas de medir, sin haber aprendido nada durante los 40 años de democracia, en
los que se ha vivido una aparente paz, salvo las huelgas ruinosas -hoy mal
vistas- y el terrorismo etarra…
Si se dijese mal de los separatistas y estalinistas de ayer, ellos
no lo consentirían, pero cuando se dice muy mal del pueblo navarro de alpargata,
se tiene que tragar todo.
Imaginan que es ahora cuando se dan las condiciones objetivas
para denunciar campando a sus anchas, aunque en realidad se trata de una total
carencia de programa político en servicio al bien común, que solucione el paro
y la precariedad laboral, la migración de un millón de jóvenes preparados, la
caída de la natalidad y las pensiones, la venta de armas, el enfrentamiento
separatista, la discriminación contra la familia y el derecho de los padres, y
una sutil o bronca persecución religiosa…
Leo que algún colectivo
que presuntamente se dedica a recuperar la memoria histórica (de forma muy
interesada, utilizándola como herramienta, y sesgándola con falsedades), ha denunciado
la celebración de la Santa Misa en la cripta del Monumento de Navarra, porque
-dicen- enaltece el llamado golpe franquista. No se lo creen ni ellos, tienen un cero en Historia, y algo
buscarán diciéndolo.
Es paradójico que la denuncia proceda de un colectivo que debiera respetar todas
las opiniones, y que puede ser denunciado por lo mismo que él denuncia:
incitación al odio, persecución, discriminación por religión etc. Hoy es muy torpe
acusar a otros de aquello de lo que uno mismo puede ser acusado.
Tales están al servicio del poder político que quiere imponer
su visión del pasado a los demás, sin que sea casual que esta barbaridad totalitaria
coincida con el deseo del Gobierno de que se enseñen guarrerías sexuales a nuestros
hijos pequeños. Pero ¿qué se han creído? -mientras responde el silencio-.
Es paradójico que el guerracivilista de almas y el talibán de
monumentos, que tergiversa y simplifiqua todo a rabiar, atribuya intenciones a
los demás, se inmiscuya en la intimidad individual y grupal de otros, y no deje
rezar a un grupo de ciudadanos por sus muertos.
Tal colectivo no tiene
ni idea. Ni la verdad histórica ni el presente le dan la razón. En realidad, quiere
justificar lo injustificable, que oculta mediante la desinformación, la
prepotencia y las noticias falsas
(fake news). Su discursito en apariencia coherente no garantiza la verdad, y se
le puede aplicar el refrán del dime de qué presumes tanto y te diré qué careces.
El silencio como única respuesta,
pone en entredicho el amor a la verdad, la libertad de los navarros e
instituciones sociales, la ecuanimidad en democracia, la reconciliación rasgada
por ciertas ideologías y revanchas. La democracia burguesa al estilo francés y
centroeuropeo no coincide con la democracia al estilo Cuba o China. Quien
pierde es la verdad, la sociedad en general, el pueblo llano y sano. Hoy el
miedo tiene su “prestigio”, y la libertad está hipotecada: si te mueves no
sales en la foto, y, si no sales, no existes, aunque te pueden poner en la foto
para hacer “diana” como hoy ocurre en Cataluña.
Las trampas y falsedades en el ayer histórico (cómo utilizar la
represión de 1934, identificar a los no marxistas y separatistas con el
fascismo…) son las de hoy. La trampa liberal durante muchas décadas ha sido el
silencio, el laissez faire-laissez passer,
y el vacío que otros -los peores- llenarán. También hay un reparto del trabajo
sucio. Envenenan contra la Hermandad
en “Diario de Noticias” (10-X) y “El País” (11 y 15-X). Barkos aprueba una ley
que expropiará bienes privados “por interés social” en aras de la llamada
Memoria histórica para así hacer lo que le dé la gana como nueva forma de
totalitarismo (Ok diario, 22-X). De tanto dar cancha a los enemigos del
monumento y la memoria de la Cruzada, el redactor de “Diario de Navarra” (M.M. 20-X-2018)
lleva haciendo durante mucho tiempo un flaco servicio a la verdad, a Navarra y
hasta la memoria de su periódico: «cosas
veredes que farán fablar las piedras».
Respeten el valor heroico de 4.699
navarros en defensa de Dios y España, obedientes a su Diputación Foral. Reconozcan
el carácter popular y de alpargata de la Cruzada, y la realidad de la avalancha
leninista sobre la España de ayer, así como los agravios comparativos de hoy,
el silencio actual, el miedo para opinar, y el jugar con las cartas marcadas. Ellos
saben que el Liberalismo y la corrupción moral, el miedo y la mentira, son lisa
y llanamente la dormidera del pueblo.
F. de M.
Publicado en el quinenal "Siempre P'alante" nº 815, 1-XI-2018, pág. 14
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