Es muy notable la diferencia entre el actuar del P. Cantera del Valle de los Caídos y el actuar del arzobispo de Pamplona -al que queremos y respetamos- cuando cedió ante el Ayuntamiento de EH Bildu -¿por presiones y/o chantaje?- la exhumación de restos mortales de la cripta del monumento de Navarra a sus muertos en la Cruzada. Sabemos que algunos que nunca admitieron esta cesión. Ya dirán que el caso del Valle es otro.
No sólo se exhumó a Mola -los familiares trasladaron los restos mortales bajo presión antes que manos brutales hiciesen de las suyas-, al que le atribuyen lo que no hizo. No sólo se exhumó los restos del general Sanjurjo, que murió antes de la guerra civil y las represiones, sino que también se exhumó los restos mortales de otros seis voluntarios, que nada tuvieron que ver con aquellas. En efecto, esto último demuestra que se buscaban pretextos para la venganza histórica, además realizada por los amigos de ETA -entre otros-.
El sr. arzobispo cedió de repente a las ocho exhumaciones, contrariando el camino comenzado por él, al retirar unas alegaciones incontestables que con tanto esmero había redactado el jurídico del arzobispado. Esto fue durísimo para no pocos, aunque las familias heroicas de tres inhumados siguieron en los tribunales y otra más, por falta de medios económicos, no pudo iniciar el proceso. Poco aporta que familiares actuales de dos inhumados -que no los familiares de la generación del traslado de los restos a la cripta a comienzos del sesenta- buscasen la exhumación.
La Hermandad de Caballeros de la Cruz, paralizada, no cumplió sus obligaciones.
Pues bien, hemos recibido el enlace siguiente:
http://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=35991&utm_medium=email&utm_source=boletin&utm_campaign=bltn191009&icid=28232c13360367d075b2122090ccffc6
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