martes, 28 de abril de 2020

Diez sacerdotes mueren en el anonimato con coronavirus

OBITUARIO
R.I.P.


DIEZ SACERDOTES fallecen en el anonimato con coronavirus en la diócesis de Pamplona-Tudela. Toda una vida entregada a Dios -el Amor sí es amado- y a los hermanos. 

Rezaremos por su eterno descanso. ¿Lo haremos asistiendo con devoción a un funeral de toda la iglesia diocesana o tendrán que conformarse los fallecidos con la oración callada en nuestra habitación estando las puertas cerradas por miedo a los judíos?

Por nosotros, hagamos un funeral digno del mucho amor que regalaron. 

No dudamos en calificar la situación actual de PERSECUCIÓN RELIGIOSA, pues para ello no es necesario que la intención del perseguidor sea perseguir directamente la religión. 


Cuando hay prohibiciones contra el Art. 11 de Decreto de estado de alarma, cuando el Art. 7 sólo fortalece el anterior citado, cuando ha chivatos anónimos, cuando hay que cerrar las puertas de las Iglesias por ser más legalistas que la ley y estar más preocupados por la salud que los médicos, cuando hay que esconder la entrada al templo, cuando hay temor en acercarse a una iglesia... no nos digan que hay libertad religiosa para los católicos. Mientras tanto, los muslines se concentran en Lérida.... 

Lo que hay en España es una persecución religiosa a los católicos. 

En 1931-39 se quemaban y destruían los templos y se iba a la caza del cura, mientras que ahora se vacían bajo el peso de una ley que ni dice lo que dicen que dice, ni ellos mismos la respetan como al comienzo la respetaban. Por su parte, un clero, muy noble aunque anciano, cae víctima de un virus, cuya procedencia sólo Dios sabe cuál es. Arbitrariedad. Malevolencia. A ver si esta situación acaba cuanto antes.  

El Gobierno social-comunista es responsable de mucho de lo ocurrido y que ocurre. Tendrá que rendir cuentas. Y la Iglesia debe saber que no depende del Estado para celebrar el culto, administrar los sacramentos y explicar la Palabra. Su tribunal es directamente el divino. Otra cosa es que en ciertas cuestiones Iglesia y Estado acuerden en vistas al bien común, pero sin sumisión de la Iglesia a un Estado que mal le quiere como lo ha demostrado muchas veces, y sin hacer unos y otros el ridículo por un excesivo celo. 




F. de M. 
28-IV-2020

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