miércoles, 2 de diciembre de 2020

San Francisco Javier preside la cúpula del monumento de Navarra.

 Festividad



DICE un biógrafo que la extensión del Reino de Dios era para ese joven navarro lo único que le interesaba. Un Reino de Dios que empieza a levantarse en este mundo. Y ya se sabe: el reino de los cielos es de los esforzados, de quienes ponen toda la carne en el asador. 

Este joven y modelo de jóvenes, es un foco de atracción de todos los desencantados en un mundo de mentiras, que tienen la osadía de querer transformar radicalmente nuestra sociedad y reconstruirla desde los cimientos. Para ello se debe poner siempre por delante y en el frontispicio de todas las actuaciones, el nombre de Dios Nuestro Señor, para responder así a lo que las necesidades requieren en esta gran empresa.

No nos cabe duda que los males presentes, el paro, el desencanto y la corrupción en las élites, son fruto de habernos separado de Dios y del Reino de justicia, amor y paz que predicó nuestro Señor. 

Stolz representó a San Francisco de Javier, nuestro joven de hermanos agramonteses, en su pintura de la cúpula del monumento de Navarra, con elegancia, un singular brío, y una gran capacidad atracción dadas con el ejemplo y la palabra. 

Menos hablar y mucha más fe que mueve montañas, menos distracciones y pasatiempos y más alegría compartida, menos comilonas y más penitencia. 

F. de M. 

3-XII-2020

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