LOS TALIBANES occidentales que hay entre nosotros creen que Pamplona y Navarra es su cortijo. En efecto, nuestros talibanes hacen lo que les da la gana. (Pero, entre nosotros, cuidadín con pisar aquí la hierba del prao ajeno).
Toman el patrimonio común para actuar a su antojo: ya sea para pintarlo, destrozarlo... apropiárselo. Por un lado, desprecian lo que no les gusta, o no lo ven conforme a su mente y deseos. Por otro, se apropian de los bienes que no son suyos.
Actúan como el adolescente más inmaduro, seguidor fiel y desde luego mano de obra barata a cambio de alguna chuchería. A este actuar lo llaman novedad y revolución, creación del nuevo hombre y de su nueva sociedad, aunque el ambiente originado se encuentre degradado como lo es el culto a lo feo y sucio que profesan.
Quieren borrar todo límite con los hechos, y humillar y reescribir la historia si fuese necesario. Adiós si la palabra es para decir la verdad -¿qué verdad? se preguntarán-, adiós si se pide respeto a los bienes u objetos por lo que son o bien significan -si no les gustan, los eliminan-. Lo suyo es tergiversar y hasta deshacer un ayer manipulado con su acción política -muchas veces caprichosa- del presente.
Lo de menos ante este vandalismo propio de grandes doctores es recordar que, con este escudo, Navarra era Reino POR SI, incorporado a la Corona de Castilla mediante pacto entre iguales o eqüeprincipal. Era mucho más -con todos mis respetos- que el Señorío de Vizcaya, y las nobles Provincias -con mayúscula- de Álava y Guipúzcoa, que además vivieron por separado durante la repera de cientos de años.
Por un lado, la falta de respeto de estos talibanes que están a merced de ideologías y políticas de sustitución de unas realidades históricas por otras basadas en la mera voluntad del momento, no tiene límites y alardea ignorancia. Es como si de un fascio comunismo se tratase, que si ayer era imposible debido al internacionalismo comunista en Italia, hoy es posible por apostar el materialismo dialéctio por la creación artificial de conflictos entre las supuestas naciones.
Por otro, dichos talibanes crean su propia revancha no sabemos hacia qué, sabiendo muy bien destrozar y manchar lo ajeno. Eso sí, cerca de este lugar hay una llamada herriko taberna, por lo mismo que a cincuenta metros los ocupas han tomado posesión de facto del palacio que fue del marqués de Rozalejo. Que ese palacio sea de todos los pamploneses o propiedad municipal les trae al pairo; ellos lo quieren para sí y ya está. Eso sí, el mantenimiento será a costa de todos los iruñenses, como el peor feudalismo basado en la fuerza y la bronca.
Así, este 2 de diciembre se ha realizado una concentración de los okupas (comuna a lo hippie-borroka) y sus amigos en el citado Rozalejo. Las pancartas de los balcones suelen ser variadas y políticas, claro que con una definición ultraizquierdista. Quieren hacer de esta zona su gueto (ghetto en italiano). A este palacio de antiguos moradores con honda raíz navarra, lo han convertido en un adefesio, alardeando de un pésimo gusto como forma muy torpe de protesta barata.
Esta protesta "urbana" quiere convertir el Casco Viejo en una realidad decadente. Esta protesta también lo es contra la propiedad aunque hoy sea colectiva. (Al estilo de la desamortización que el liberal Madoz hizo de los bienes concejiles pero para quedárselos ellos, que por algo se consideran soberanos que rivalizan con el Estado español). Y desde luego, esta protesta es una expresión del indudable dominio o imperio de la supuesta "multitud" ideológica que son ellos (los rollos teóricos de Michael Hardt y Antonio Negri), con menosprecio de los vecinos, los pamploneses de siempre y la historia de Navarra. Es toda una provocación al barrio y la ciudadanía. Allá ellos.
Por cierto, éste es el emblema municipal de la fachada del Ayuntamiento pamplonés, faltando la corona real sobre el conjunto para que se convierta en el escudo de la Muy Noble, Muy Leal, y desde 1823 muy Heroica Ciudad de Pamplona, Cabeza del Reyno de Navarra. Una Navarra de raíz familiar -¿se enteran los liberales?-, viva y coherente en su diversidad, entendida como síntesis final, y con el tipo de habitantes que hubiese en cada momento.
Por cierto, el reclamo de sangre del escudo pintado de la primera imagen podría tener alguna relación con la exaltación que suponen las siguientes pancartas políticas, ejemplo de la manipulación etarra contra "el Reino de España" (Pamplona, Casco Viejo, 2-XII-2017). No se sabe dónde estaba la policía municipal, tan cuidadosa por lo que respecta a la limpieza pública y con un cuatripartito tan olvidadizo y torpe por lo que respecta al Derecho. Lo que no sabemos es por qué con cinco concejales manda EH-Bildu, teniendo los regionalistas 10 de los 27 concejales del consistorio. ¿Cambiarán la Constitución por lo que respecta a este tema, aunque en muchos otros su texto haya servido como agua de borrajas?
F. de Musquilda
Adenda. Pues miren, el contenido de este gran cartel es más que falso, es un insulto al Estado de Derecho -ahora dicen Reino de España, para congraciarse con los republicanos-, y conlleva una exaltación de los peores ejemplos para nuestra sociedad en cuanto que son absolutamente injustos e inhumanos. Como decía Lenin, una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad: ni Maquiavelo lo dijo mejor. Medios de propaganda no les faltan a los del cartelón, y desde luego -digo yo- no se deberán a generosos donativos sino a dinero público. Por si acaso, aclaro que no creo que las dos foticos que adjunto hagan propaganda de tantísimo dislate; más bien son un nuevo aviso. Pero sobre todo veremos qué hacen ante esto los demócratas de toda la vida que forman el cuatripartito -incluidos los proetarras-, así como el Gobierno del Sr. Rajoy; de seguir así los lamentos del pueblo no van a tener fin. Afortunadamente, la sociedad sabe que ella va por un lado, y la partitocracia y los más que bronquistas (golpistas, terroristas...) por otro. Así lo creo.
F de M
Nota: Las imágenes son propiedad del autor y tienen derechos reservados.
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