Sigan p'alante hasta recuperar el monumento
ALEGRÍA por la noticia de que mons. Francisco Pérez González permita y apoye que la Hermandad canónica de Caballeros Voluntarios de la Cruz -nacida el 26-XII-1939- continúe rezando la Santa Misa y Vía Crucis en la cripta del monumento de Navarra a sus muertos en la Cruzada como su Sede.
No se puede borrar la historia del monumento, vinculado a la religión y Navarra. Los memoriales dicen que la Cruzada cubrió “todos los frentes de guerra, liberando a la Madre Patria del comunismo, ‘intrínsecamente perverso’ (…)” (22-IV-1959), en una España “oprimida por la tiranía de una República masónica, tolerante con todos los atropellos del socialismo y comunismo” (IV-1961), actuándose “en defensa de la Religión Católica y para salvar a España de caer aherrojada en las garras del comunismo ateo” (3-V y 3-VII-1961). Casi nada (y no lo mezclen con represiones).
La Hermandad hizo todo lo posible para que la Diputación -el primer voluntario- construyese el monumento. Sus Reglas (6.a.) de 1939 y 1950 hasta 2006, señalaban sus deberes hacia los mártires: “a) Procurar se guarden con el mayor respeto y decoro sus restos mortales. B) Recoger sus historias y anécdotas (…). C) Procurar que se erija el mejor monumento a su memoria (…) d) Sufragar sus ánimas benditas”. La Regla 2ª decía: “Constituida en la iglesia del Monasterio de Irache, de tan recio sabor en la Historia de NAVARRA, tendrá en ella su SEDE, hasta el momento en que pueda trasladarse a la iglesia Panteón de los Mártires de la cruzada”.
El 28-XI-1953 la Hermandad solicitaba trasladar su sede al monumento. El 18-I-1957 el Obispo creará -ante su petición- la fundación Memoria de Misas mensuales “por los muertos en la Cruzada” en la capilla de San Martín, “y cuando se inaugure el Monumento, en esta Iglesia”, fundación ampliada por decreto del 8-V-1974.
El 22-IV-1959 de nuevo la Hermandad solicitó el cambio de sede con su Memoria de Misas -sabemos que el Obispo lo autorizó el 13-I-1960- así como la inauguración del monumento, despidiéndose del monasterio de Irache el 17-IX-1961.
Otra cosa. En 1953 la Hermandad recordaba la obligación de rendir homenaje “a las madres navarras, tan sufridas y heroicas, que hicieron posible nuestra aportación a la Cruzada por la educación cristiana que nos dieron. Mucho se ha hablado de nosotros y poco de ellas, queremos subsanar es(te) trágico olvido” (Memorial 28-XI-1953). Para ello se encargó un paso procesional de la Piedad al maestro imaginero don José López Furió. Lo costearon donativos particulares, los ayuntamientos y la Diputación. El Sr. Arzobispo don Enrique Delgado la bendijo el 19-VII-1967. Esta bellísima escultura siempre estuvo en la parroquia de Cristo Rey de Pamplona.
¿Dolor y heroísmo en una y mil madres? Sí. He aquí unos ejemplos:
“Una madre despide en Pamplona a un hijo de diez y ocho años y al darle el último Adiós, le dice como despedida: ‘Ve a combatir, hijo mío, a ocupar el lugar de tu padre. No temas a la muerte’ / De un pueblo de Navarra acababan de salir camino de Pamplona el padre y varios hijos para incorporarse a las primeras fuerzas de voluntarios constituidas en la capital, llevando como distintivo su boina roja. El padre ha ordenado a su hijo pequeño que se quede en casa al cuidado de los campos y de su madre, aunque en contra de su voluntad. Al sentarse a la mesa a la hora de cenar, al no ver nada sobre ella, pregunta a su madre: ‘Madre, ¿hoy no se cena?’ Y la madre, secamente, le responde: ‘En esa casa no hay cena para los cobardes’. El hijo le explica que cumple con lo que ha ordenado su padre; pero la madre le contesta que: ‘Dios proveerá’ y al día siguiente el séptimo hijo se unía en Pamplona a su padre y a sus seis hermanos. / Una madre de Sangüesa recibe la noticia de que su segundo hijo, requeté como su hermano, ha muerto como él en la dura lucha, y ella, la madre, sin inmutarse, responde al que le ha dado la noticia: Qué le vamos a hacer! A eso fueron: A morir por Dios y por España. Bendito sea Dios! / El siguiente relato se debiera escucharlo de pié. Llegó el féretro en el que se encierra el cadáver del segundo hijo muerto en el frente como el primero. Una bala le partió el corazón. La madre contemplando el cadáver de su hijo, dolorida y acongojada por acerva angustia, pero sorbiendo su dolor, rezó un Padre Nuestro y al terminar, dirigiéndose al cadáver le dijo con fuerte voz: ‘Al morir, hijo mío, no pudiste gritar como tu hermano, Viva Cristo Rey! Yo sé que me oyes. Contesta, pues, a tu madre: Viva Cristo Rey! Viva Cristo Rey! Viva Cristo Rey!’ Y sin sollozar con serenidad espartana cerro la caja, después de estampar un beso en el cadáver del hijo. Sublime! Inconcebible, si no hubiésemos luchado por Dios y por España. / Estos heroicos desprendimientos merecían esculpirse en monumentos de bronce, (…) (y para encarnarlo) en las generaciones venideras (…) nada mejor que (…) en una imagen de la virgen de la Piedad que recoge el dolor casi infinito de nuestra Madre celestial y la aceptación de la voluntad de Dios con resignación y humildad sin par” (moción 14-I-1961, 8 pp.).
Un apunte. Todos los días, amorcia Mª Rosa Goyena subía a Musquilda a rezar a la Virgen por el hijo que estaba en el Tercio de requetés y el otro médico en Madrid. Amachi Mª Pilar Zozaya quedó viuda con nueve hijos pequeños.
Recen por los muertos en la cripta, enhorabuena porque siga queriéndolo el Sr. Arzobispo, y honren a la mujer navarra en la Piedad de la parroquia de Cristo Rey.
Piensen también en recuperar el monumento.
José Fermín
Publicado en el quincenal “Siempre P’alante” nº 799 (1-II-2018)
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