Como las altas esferas se mueven con mucha sutileza,
en este tema sus decisiones pueden ser más o menos libres. La verdad, necesaria
para todo, es superior a las conveniencias. El qué dirán los amigos de la mentira y la violencia física y psicológica, puede
hacernos cerrar los ojos a otras realidades por elevadas que sean. El actual seguidismo
al poder de hecho, si hay que domesticar al ocupante, es tremendo, lo que el
pueblo fiel no entiende fácilmente.
No seamos ciegos ante el esfuerzo de
quienes salvaron a España del comunismo en 1939. Hace 80 años. ¿Se acuerdan? La
caída del muro de Berlín en 1989 debe recordarse, y el telón de acero. Ahí
sigue el de bambú. Fueron más de 4.700 navarros los muertos para evitar que
España fuese una colonia soviética del imperio estalinista o marxista, ateo,
anti vida y familia, y apátrida. A ellos se dedicó el monumento. No les quiten
valor, alegando los horrores que muy desgraciadamente hubo por España.
Hoy sufrimos la inmediatez. Navarra no
la cambiado tanto como para darle la vuelta como un calcetín. El sustrato
navarro no se ve mucho, pero es admirable cuando resurge. Concentrado el espíritu
y con las mil vueltas que da la vida, quienes nos sucedan lamentarán aquello
que hacemos mal. Y nos avergonzamos.
Los "maestros" y
divulgadores de la verdad histórica -investigadores, universitarios, bachilleres,
y periodistas-, han mantenido un silencio irresponsable durante décadas. Que hoy lo mantengan es un triste
signo. España ha caído en el complejo de Edipo. Ojo
con esto. Ahora empieza otra fase: del aborto a la eutanasia o "muerte
dulce", skolae, persecución declarada a los católicos por no admitir las
falsedades impuestas por políticos y agitadores etc. Juan Pablo II dijo a los jóvenes
en 1989 que todo dependía de su respuesta a ¿quién
es vuestro Dios?
El arzobispado de Pamplona ha cedido ante
las ocho exhumaciones decididas por el alcalde EH Bildu y su cuatripartito,
realizadas en 2016 en la Cripta del Monumento de Navarra a sus muertos
en la Cruzada. No poca gente está harta de lo que durante años está
haciendo el alcalde EH Bildu, al que el arzobispado -y una inoperante Hermandad-
deja hacer sobre el monumento y su cripta.
No creo necesario utilizar como
argumento la unidad, la nueva evangelización, la obediencia y el respeto que
los fieles católicos debemos tener hacia la autoridad eclesiástica, para guardar
silencio. Muchos fieles tienen grabado éste hasta el escrúpulo, sin
ejercer la virtud del discernimiento. ¿Se acuerdan de la voz profética? ¿Se acuerdan del sacerdocio común de los fieles? ¿Conocen eso de la participación de los laicos en la Iglesia, que no sea
las lecturas dominicales?
Es muy duro que hoy el arzobispado se
plantee la posibilidad de abandonar la cripta del monumento
de Navarra a sus muertos en la Cruzada. Dice que si el Ayuntamiento
cambia los actuales (¿?) fines del edificio, desacralizaría la cripta y que en
tal caso acabaría el usufructo. De cambiar dichos fines, ¿por qué la cripta va a
dejar de tener una dimensión religiosa? ¿Aquí no vale la separación de poderes
ni la memoria histórica? Aquí hay una petición a principio, y un salto en el
vacío. ¿La cripta “no tendría ningún sentido” o se quiere que no lo tenga? ¿No dejó de tener
sentido cuando se desacralizó la basílica de la Santa Cruz -la planta noble-
para hacerla sala de exposiciones tras 1997 (incluyendo la exposición blasfema
de 2015-2016)?
Además, el espíritu de la cesión del
monumento realizada por el arzobispado al Ayuntamiento en 1997 no era éste. Tampoco
el seguidismo de la institución eclesiástica a la civil. El monumento no puede
estar a merced del propietario cuando la donación de aquel y su Cripta fue condicionada. Muchas veces el
alcalde EH Bildu ha incumplido la escritura de 1997 y mantiene la propiedad que
él cree incondicional. Aquí se juega con las
cartas marcadas. ¿Este es el apego que se tiene por este monumento,
arrasado espiritualmente en 1997 hasta quedar reducido a la Cripta? No tengan
duda que sus piedras, cúpula y pintura están vivas incluso con Talibán, que no
guardan silencio y que acusarán a todos.
Mons. Sebastián entregó la basílica
de la Santa Cruz con condiciones por no poder mantener el edificio. Señaló la
Cripta como sede de la Hermandad, a quien en 2006 actualizó sus Reglas de 1950.
¿Quién fuerza ahora al arzobispado? ¿O
nos forzamos a nosotros mismos? Sí, un error práctico continuado afecta a
la tesis. Tenían que recordar: aquello fue una Cruzada, y se debe respeto a
los cruzados, sus familias, a Navarra y sus instituciones, con pedagogía, verdad, y fortaleza, sin abandonar ni caer en el
derrotismo.
Algunos expertos en
urbanismo quieren derribar el edificio parroquial de Cristo Rey. ¿Se
quiere cerrar todo y en falso con un libro gordo poco o nada conmemorativo? El
Gobierno de Navarra hizo eso con tres libros sobre el terrorismo y nada ha
logrado.
Las cosas no acabarán. Recuerden
el complejo de Edipo Rey, que Dios no quiera que se convierta en
el complejo del Cristo Rey de
los viñadores. Pues por la realeza de Cristo murieron muchos en la
Cruzada. Y la Cripta lo recuerda. Y el Santo Cristo de Adsuara, que
presidió la basílica de la Santa Cruz, lo recuerda también. Desde el año 2000,
la Hermandad cuida con mimo este Santo Cristo en la Cripta,
donde lo encontró abandonado en un rincón, sucio y con los brazos
separados del cuerpo. Fue colocado dignamente al culto en ella y restaurado
tres veces. Que los parroquianos vayan a la Cripta, pues la Cripta no va a ir a
ellos. Con todo respeto.
Fermín de Musquilda
Publicado en "Siempre P'alante" nº 823 (1-III-2019)
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