domingo, 23 de diciembre de 2018

Memoria. Dignidad. Justicia (2018)

ACTOS
Memoria. Dignidad. Justicia


El 23 de diciembre se celebró, un año más, el HOMENAJE NAVIDEÑO a la  memoria de la cuarentena de víctimas de terrorismo de ETA en Navarra. Ese día y en el mismo lugar elegido, cayó asesinado el general de la Benemérita don Juan Atarés Peña. La convocatoria la hicieron Vecinos por la Paz. 
Un centenar de personas se concentró ahí, mordidos por el frío y la niebla, a la luz opaca de una luna nueva y de las farolas mortecinas de la vuelta del Castillo. Ya era de noche cerrada. Sobre todo acudieron iluminados por el amor a los propios y el perdón cristiano al agresor, porque aquí, por gracia de Dios, se sabe perdonar. Aún recuerdo el perdón que ofreció la viuda del general Atarés a los asesinos estando caliente la sangre de su marido. Quienes acudieron también mantienen la justa memoria de los asesinados, una gratitud pública a sus vidas tronchadas, y recuerdan la necesidad de Justicia: no se puede dar carpetazo, pues todo es muy reciente y viven los inmediata y directamente implicados.

Que tan sólo fuesen un centenar, contrasta con la presencia de determinadas autoridades políticas, que si hubieran convocado a sus amigos hubieran multiplicado la asistencia, el eco social, el desagravio y el homenaje.  Pero no están por la labor sino por no hacer el feo, para lo que se suman al pueblo que aún queda consciente de lo ocurrido y del mismo presente.
El coro Savia nueva cantó una sentida Salve. El pater pronunció con entereza el Responso. A continuación, la portavoz de Vecinos por la Paz, Maribel Vals, recordó "nuestro cariño (a los familiares directos) que deseamos percibáis en este sencillo acto". Junto a las banderas de Navarra y España, declaró que “es más necesario que nunca reunirnos un año más en este día y lugar tan significativo", cuando vemos el empeño que “hay en reescribir la historia de la barbarie etarra y pasar página”, queriendo olvidar a los asesinados en nuestra democracia y cambiar su historia. Una carta a sus Majestades de Oriente pidió un poco de paz y de espíritu cuerdo para acabar con cualquier locura, un poquito de amor entre hermanos, un hogar para los desahuciados... y todo ello en el Nombre del Niño Dios nacido en un establo. Otra mujer declamó con sentida emoción un poema del escritor Víctor Manuel Arbeloa, que recuerda a los cientos de personas asesinadas y los millares de familias tronchadas, se duele de la sangre cuagulada... negándose el poeta a querer que los ríos arrastren más sangre, y llamando al fin a levantar banderas de esperanza...

Tres hermosos villancicos  tradicionales, interpretados al violín por Javier Horno -Noche de Paz, una pieza barroca y Adestes fideles-, acompañaban la tímida voz de un niño que leía  despacio, como si viese caer las hojas de las ramas deshojadas, la cuarentena de nombres asesinados por ETA en Navarra, desde Joaquín Imaz  Martínez * (1977) hasta el joven Diego Salvá Lezaun (2009), pasando por Jesús Ulayar Liciaga * (1979) de Echarri Aranaz, José Javier Múgica Astibia * (2001) de Leiza, Tomás Caballero (1998) de Pamplona y tantísimas vidas hasta la cuarentena tronchadas por el desprecio asesino.
A cada nombre, alguien salía del grupo y depositaba una vela como centro. Tiempo para la oración y un cálido e íntimo recuerdo, tiempo para preguntarse cuál es la verdadera y falsa paz, y tiempo también para advertir cómo  parece que ocultos mandamases disponen el olvido de los asesinatos de nuestros días. 
El homenaje acabó con la interpretación al violín del himno de Navarra seguido por el himno de España.
La banda terrorista reconoció en su último Zutabe (boletín interno) haber causado 758 víctimas mortales (asesinatos) y 2.606 acciones (atentados). Sin embargo, el Ministerio del Interior contabilizó 853 asesinatos, a los que se deben sumar cientos y cientos de heridos y mutilados, miles de familias diretamente dañadas y un sinfín de extorsiones. Este año la banda ETA ha reivindicado la autoría el atentado en la cafetería Rolando en la calle Correo de Madrid, con 13 muertos civiles y 70 heridos cometido el 13-IX-1974. (Diario de Navarra, miércoles 7-XI-2018, p. 4). 

Esta concentración cívica tiene relación con el Monumento de Navarra a sus muertos en la Cruzada, pues algunos asesinados por ETA pertenecían y asistían con frecuencia a los Actos religiosos de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz en la basílica de la Santa Cruz: Joaquín Imaz Martínez (1977), José Luis Prieto García * (1981), Alberto Toca Echevarría  * (1982), Jesús Alcocer Jiménez  * (1984) y Juan Atarés Peña * (1985)... El prior de entonces, don Joaquín Martínez Úbeda, les encomendaba a la vez que suplicaba a Dios por la verdadera paz, que exige el ejercicio de una justicia nunca separada de la prudencia.
Donde hay paz siempre hay concordia, pero donde hay concordia no siempre hay paz. Algunos nunca tendrán paz y nunca la darán porque nadie da lo que no tiene. "Paz, pax et non erat pax", clamó Jeremías (cap. VI, 14) y de nuevo Ezequiel (XIII, 10).
Por ejemplo, los amigos de los terroristas hoy ocupan cargos públicos y no condenan el terrorismo. Y siguen en sus cargos, casi todos callan y todos les dejan. No creo temerario sospechar que su acceso al poder fuese para que abandonasen el terrorismo, apareciendo el cuatripartito como una simple y fácil explicación. 
Otro ejemplo. La falsa paz entreteje distorsiones, indebidas mixtificaciones de enfoques y realidades, guerracivilismos, y lo que parece una revancha contra un pésimo y doloroso pasado lejano de unos y de otros -pero no por eso excusable-…, como si nada hubiese transcurrido desde entonces, ni existiese el llamado espíritu de la transición… Cuando ciertas personas niegan este último, parecen anunciar una nueva etapa para España. El deseo de algunos de ocultar los crímenes de ETA no debiera de tener cabida en esto.

 Espero que nadie se moleste, pero es sabido que algunos hoy quieren ocultar los crímenes de ETA. Marxistas y no pocos separatistas están por ello. La táctica formulada es antigua, como la de fijarse sólo en otros, hablar mucho de sus errores incluso exagerándolos, polarizando a la sociedad en ellos, extendiendo lo que hicieron a la inmensa totalidad del otro bando, demonizando así a todo y todos, mezclando etapas históricas, personas y situaciones que nada tienen que ver. 
En el caso de Navarra, ninguna mixtificación puede arrebatar la nobleza y heroísmo de los 42.937 navarros que partieron al frente de un total de 345.883 habitantes. De ellos no regresaron 4.704 (Salas Larrazábal, 1980), y a estos precisamente se dedica el monumento de Navarra a sus muertos en la Cruzada.
¿Carpetazo cuando el Gobierno de Navarra publicó Relatos de plomo. Historia del terrorismo en Navarra 3 vols. (2013-2015)? ¿Por qué sabían que iba a cerrarse una etapa ominosa y empezar otra? ¿Se ha cumplido lo que decían, esto es, "cerrarla sin olvidos, cómplices o interesados, sin diluir la gravedad de los hechos, sin interpretarlos, sin excusarlos"?
F. de M.

"Homenaje a las víctimas del terrorismo". "Muerte y desamparo 22-4-2007
* Su biografía aparece en IBAÑEZ, Víctor Javier, Una resistencia olvidada. Tradicionalistas mártires del terrorismo, Ed. Auzolan, 2017, 227 pp. 

Imágenes de F. de M.

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