Semblante de los tres capellanes navarros,
mártires de la Cruzada
R.
P. tuvo el gusto de plasmar por escrito sus últimas conversaciones con don Pedro Martínez Chasco, don Juan Aldaz, párroco de Cizur Menor, y don Felipe Moleres párroco del pueblo de Napal, como “A los tres
capellanes navarros muertos en la Cruzada, con una oración” reza en su
dedicatoria.
Y
añade: “El clero navarro presenta su patente de cruzado, teñida en sangre de
michos capellanes heridos y tres muertos en campaña”. (“El Pensamiento Navarro”,
miércoles 19-VII-1961 p. 8).
Por eso, piensen los familiares de hoy de don Pedro que no se representa a sí mismo sino a otros muchos pater, y tengan en cuenta que los familiares directos de don Pedro ya decidieron en 1961.
Flores
martirum
“Don Pedro Martínez Chasco.
Inteligencia privilegiada al servicio de un corazón sacerdotal. Su
bondad natural y celo de apóstol le hicieron acreedor del cariño de sus buenos
y sencillos feligreses de Urbiola.
El 19 de julio marchó a Estella y ante el número excesivo de
capellanes voluntarios hubo de regresar a su parroquia hasta nuevo aviso. En
Pamplona fue destinado al Tercio de Doña María de las Nieves, donde permaneció
hasta su traslado voluntario a una Bandera de la Legión, poco antes de su
muerte.
En febrero de 1937 me contó, entre otros, el siguiente episodio: “La
noche de Navidad en Quinto tuvimos misa del Gallo, con villancicos, belén y
adoración del Niño-Dios. Sobre las ocho de la mañana fui a celebrar las otras
dos misas y noté la falta del Niño. ¿Por qué os llevasteis al Niño del belén?,
pregunté a un requeté de la Ribera. Porque nos pareció que estaría más contento
en la trinchera con nosotros que solico en la chabola…
Fue el primer capellán navarro muerto en la Cruzada”.
“Don Juan Aldaz.
Corazón grande y alma de niño. Su sonrisa característica era un reflejo
de su bondad sin límites. Celoso y trabajador regía con esmero la parroquia de
Cizur Menor.
Le saludé en mayo de 1937 y me contó escenas edificantes.
“Mis requetés, me decía entusiasmado, son ejemplares. Todos los días
rezamos el Santo Rosario. Conseguí un rosario para cada uno y todos lo guardan
como el mejor regalo. Ese obsequio diario a la Santísima Virgen es para los
requetés como la lista o el rancho…
Al despedirnos, me dijo: “Más que la trinchera me asustan los
pueblos y más que el combate, el descanso, por los peligros de la juventud. Da
envidia ver morir a los requetés con el nombre de Cristo Rey en sus labios y el
rosario al pecho. Si me sorprende la muerte, ¡Dios sea bendito! Siempre tendré
que agradecerle el regalo del sacerdocio y unos años de vida en la parroquia y
en campaña, pues tú sabes que en el Seminario estuve a las puertas de la
eternidad”.
Su muerte fue muy llorada por los requetés del Tercio de Lácar”.
“Don Felipe Moleres.
Sacerdote ejemplar, sencillo y bonachón, noble y transparente por
temperamento. Enamorado del ideal por herencia y por convicción. Las campanas
de la parroquia de Napal tocaron a rebato y don Felipe salió con sus hombres a
apagar el incendio marxista.
Incorporado al Tercio de Nuestra Señora del Camino recorrió las
Vascongadas, Santander y Asturias.
Le vi en Pamplona los primeros días de noviembre de 1937. Mi amigo
entrañable me dio un apretón de manos, fuerte, estrujante. Y me habló de los
requetés con entusiasmo.
-
Ahora a Aragón, a Cataluña, a Madrid. Con mis requetés me iría al
fin del mundo…
Con paternal cariño abrazó a un mocetón moreno, ya entrado en años.
Es de Los Arcos, me dijo, padre de cinco hijos y se llama Alejandro Zurbano.
Me contó episodios emocionantes. “Asistí a un ‘mocete’ de Sangüesa,
destrozado por la metralla y poco antes de morir me dio este encargo: “Dígale a
mi madre que muero contento por Dios, por la Patria y… ¡por el Rey!”.
Al despedirnos me dijo, tranquilo y sereno: “Si muero, estoy seguro de que la Virgen del Camino me
llevará al cielo”.
Murió en el frente el 19 de mayo de 1938.
Descansen en paz los tres capellanes navarros, mártires de la
Cruzada”
“El Pensamiento Navarro”, miércoles 19-VII-1961 p. 8 |
Recop. José Gil de Borja
No hay comentarios:
Publicar un comentario