domingo, 9 de octubre de 2016

A los pater don Pedro Martínez Chasco, Juan Aldaz y Felipe Moleres

Semblante de los tres capellanes navarros,
mártires de la Cruzada

R. P. tuvo el gusto de plasmar por escrito sus últimas conversaciones con don Pedro Martínez Chasco, don Juan Aldaz, párroco de Cizur Menor, y don Felipe Moleres párroco del pueblo de Napal, como “A los tres capellanes navarros muertos en la Cruzada, con una oración” reza en su dedicatoria.
Y añade: “El clero navarro presenta su patente de cruzado, teñida en sangre de michos capellanes heridos y tres muertos en campaña”. (“El Pensamiento Navarro”, miércoles 19-VII-1961 p. 8).
Por eso, piensen los familiares de hoy de don Pedro que no se representa a sí mismo sino a otros muchos pater, y tengan en cuenta que los familiares directos de don Pedro ya decidieron en 1961. 

Flores martirum

Don Pedro Martínez Chasco.
Inteligencia privilegiada al servicio de un corazón sacerdotal. Su bondad natural y celo de apóstol le hicieron acreedor del cariño de sus buenos y sencillos feligreses de Urbiola.
El 19 de julio marchó a Estella y ante el número excesivo de capellanes voluntarios hubo de regresar a su parroquia hasta nuevo aviso. En Pamplona fue destinado al Tercio de Doña María de las Nieves, donde permaneció hasta su traslado voluntario a una Bandera de la Legión, poco antes de su muerte.
En febrero de 1937 me contó, entre otros, el siguiente episodio: “La noche de Navidad en Quinto tuvimos misa del Gallo, con villancicos, belén y adoración del Niño-Dios. Sobre las ocho de la mañana fui a celebrar las otras dos misas y noté la falta del Niño. ¿Por qué os llevasteis al Niño del belén?, pregunté a un requeté de la Ribera. Porque nos pareció que estaría más contento en la trinchera con nosotros que solico en la chabola…
Fue el primer capellán navarro muerto en la Cruzada”.

“Don Juan Aldaz.
Corazón grande y alma de niño. Su sonrisa característica era un reflejo de su bondad sin límites. Celoso y trabajador regía con esmero la parroquia de Cizur Menor.
Le saludé en mayo de 1937 y me contó escenas edificantes.
“Mis requetés, me decía entusiasmado, son ejemplares. Todos los días rezamos el Santo Rosario. Conseguí un rosario para cada uno y todos lo guardan como el mejor regalo. Ese obsequio diario a la Santísima Virgen es para los requetés como la lista o el rancho…
Al despedirnos, me dijo: “Más que la trinchera me asustan los pueblos y más que el combate, el descanso, por los peligros de la juventud. Da envidia ver morir a los requetés con el nombre de Cristo Rey en sus labios y el rosario al pecho. Si me sorprende la muerte, ¡Dios sea bendito! Siempre tendré que agradecerle el regalo del sacerdocio y unos años de vida en la parroquia y en campaña, pues tú sabes que en el Seminario estuve a las puertas de la eternidad”.
Su muerte fue muy llorada por los requetés del Tercio de Lácar”.

Don Felipe Moleres.
Sacerdote ejemplar, sencillo y bonachón, noble y transparente por temperamento. Enamorado del ideal por herencia y por convicción. Las campanas de la parroquia de Napal tocaron a rebato y don Felipe salió con sus hombres a apagar el incendio marxista.
Incorporado al Tercio de Nuestra Señora del Camino recorrió las Vascongadas, Santander y Asturias.
Le vi en Pamplona los primeros días de noviembre de 1937. Mi amigo entrañable me dio un apretón de manos, fuerte, estrujante. Y me habló de los requetés con entusiasmo.
-               Ahora a Aragón, a Cataluña, a Madrid. Con mis requetés me iría al fin del mundo…
Con paternal cariño abrazó a un mocetón moreno, ya entrado en años. Es de Los Arcos, me dijo, padre de cinco hijos y se llama Alejandro Zurbano.
Me contó episodios emocionantes. “Asistí a un ‘mocete’ de Sangüesa, destrozado por la metralla y poco antes de morir me dio este encargo: “Dígale a mi madre que muero contento por Dios, por la Patria y… ¡por el Rey!”.
Al despedirnos me dijo, tranquilo y sereno: “Si muero,  estoy seguro de que la Virgen del Camino me llevará al cielo”.
Murió en el frente el 19 de mayo de 1938.

Descansen en paz los tres capellanes navarros, mártires de la Cruzada”

“El Pensamiento Navarro”, miércoles 19-VII-1961 p. 8
Recop. José Gil de Borja

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