Mi homenaje a los familiares de Sanjurjo, Arregui, Aznar y otros voluntarios.
Hoy como en un alcázar. Mártires y héroes de verdad.
Familiares como testigos y amigos de la libertad personal y
las libertades.
Del pretotalitarismo legal y callejero de ayer (1931), hoy se pasa al totalitarismo psicológico y moral (2016).
Citemos el caso del canónigo de Madrid, don Enrique Vázquez Camarasa, cuando visitó el Alcázar de Toledo en 1936, asediado por los milicianos socialistas, comunistas y anarquistas de Madrid y Toledo.
En dicho Alcázar los llamados fascistas agonizaban entre los escombros por culpa de su plan de sublevación.
El canónigo de nuestra historia llevaba su ayuda humanitaria, es más, los auxilios espirituales. Sin embargo, según la investigación de Ángel Palomino, también intentó dividir a los defensores del Alcázar, ofrecer al Gobierno la posibilidad de salvar a unos y condenar a otros, e incitarles suavemente a rendirse. Por su parte, Moscardó, testigo directo, nos informa que dicho canónigo pidió a los hombres que al menos dejasen salir a sus mujeres e hijos.
Dicho esto, las mujeres con sus hijos, emblema de la sangre española, no quisieron dejar abandonados a sus maridos, mártires y héroes.
Cuando después de celebrar la Santa Misa e impartir los sacramentos, el sacerdote Vázquez Camarasa entabló una distendida conversación con los mandos del Alcázar, y estos le preguntaron por la situación, Palomino escribe: "El sacerdote miente, quizá con buena intención, para tranquilizarlos y animarlos a rendirse o a que, por lo menos, hagan salir a las mujeres, los niños y los que deseen abandonar la fortaleza. Don Enrique miente al hablarles de la situación en la zona roja, todo es normal" (...). pero no era así.
En ese momento la prensa internacional independiente ya no hablaba de rebeldes sino de héroes, no de facciosos sino de tropas nacionales.
Tenemos, entre otros, el testimonio del cronista de El Sol, José Luis Moreno, así como la declaración del coronel Moscardó que adjuntamos, recogida en la Causa General:
PALOMINO, Ángel, Defensa del Alcázar. Una epopeya de nuestro tiempo. Sitiados con sus mujeres y sus hijos, lo resistieron todo, Barcelona, Ed. Planeta, 1995, 339 pp. pág. 207-219, 311-312 |
Crónica de José Luis Moreno. Vid. Palomino, o. cit., pág. 217 |
Sí, HOY las familias de los enterrados en la Cripta del monumento de Navarra a sus muertos en la Cruzada conocen sus derechos -más allá de la letra escrita-, conocen nuestra necesidad social de testigos, y advierten las cesiones insostenibles de algunos a las presiones de hoy, y ante el lavado de cerebro colectivo al mejor estilo estalinista o maoísta que -no obstante- no es respondido desde las instancias que deberían intervenir.
No se trata de juzgar, pues el Padre Vázquez quiso ejercer la misericordia para con los sitiados, estos ejercieron la misericordia hacia él y sobre todo hacia el resto de la sociedad española, y las mujeres vivieron -amorosas y libres- la misericordia hacia sus maridos. Los que no la ejercían eran los sitiadores actuando con bombazos, aviación y minas subterráneas, y enviándoles a un sacerdote que reblandeciese los muros de la fortaleza espiritual y al que utilizar para hacer su propaganda. Pero esa es otra historia.
Sirva aquí el ejemplo adjunto para HOY y mi admiración hacia las familias Sanjurjo, Arregui, Aznar entre otras, que saben con qué y con quiénes se juegan los cuartos, que saben por qué defienden a nuestra sociedad enferma, y que han resistido y resisten con naturalidad las presiones desde ámbitos sospechados e insospechados. De nuevo, GRACIAS¡
Monumento admirado por muchos navarros, y respetado por todos salvo por ciertas minorías talibanes lideradas por quien todos saben. Foto:JGdeB2016 |
José Gil de Borja
Pamplona 9-XI-2016
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