viernes, 9 de septiembre de 2016

Quinto y sexto voluntarios en representación de los mozos de la merindad de Sangüesa

Páginas de Historia... 
para la oración y el recuerdo


(Este texto está corregido y ampliado 
en la entrada del 25-X-2016)


Los hermanos Joaquín y Dimas Aznar Zozaya

“Hermanos en vida y en muerte”. Justa expresión ésta que en pocas palabras refleja la grandeza y paralelismo de ambos hermanos. Algún móvil muy elevado tuvieron como para que ambos dejasen todo con muy pocas palabras. Fueron mozos de hechos, que obras son amores y no buenas razones.  
Nacieron en el pueblo de Javier, situado entonces enfrente del castillo y su actual explanada.
Joaquín nació el 18-VIII-1913 y Dimas –casi año y medio más joven- el 25-III-1915.
Sus padres se llamaban Celestino Aznar Pascual y Clarencia Zozaya Villanueva. Un hermano suyo –ignoramos cuándo nació- se llamaba Victorio. Eran labradores y seguramente sus brazos eran necesarios en las labores del campo.
Joaquín sirvió en el Tercio de Lácar como alférez, ascendiendo por méritos de guerra. Murió en el frente de Levante el 2-VII-1938. Tenía casi 25 años y no 22 como alguien ha escrito.
Dimas sirvió en la primera Bandera, primera centuria, llamada “La Calavera”, en calidad de sargento, ascendiendo también por méritos de guerra. Se incorporó a ella el 26-VII-1936. Murió en el frente de Alfambra el 14-V-1938. Tenía 23 y no 21 años.
Ambos fueron enterrados en el cementerio de Javier.
El sarcófago con los restos de los dos hermanos se encuentra entre la 1ª y 2ª                       Estaciones del Vía Crucis.  Foto:JFG2016

El prior de la Hermandad solicitó información a P. José María Recondo -famoso jesuita del colegio-seminario de Javier- el 2 de agosto de 1961, quien le informaba por carta el día 14. En sus pesquisas, el P. Recondo obtuvo muy pocos datos. Los padres poco sabían de la actuación de sus hijos, pues dice aquel:

“Las indagaciones acerca de los voluntarios de Javier han sido de poco resultado. Pertenecen a un medio muy rudo, del que es difícil extraer datos. Sus padres poco saben de los dias en que salieron al frente y de las respectivas actuaciones. Hasta ignoran las unidades en que sirvieron y ha habido que recurrir al Ayuntamiento” (P. Recondo al prior el 14-VIII-1961).

Los antecedentes políticos del padre los fija el informante como dudosos aunque no se den más pistas. Y se añade: “Se sabe que al ser enterrados sus hijos en Javier lejos de asistir al sepelio, a la misma hora de la conducción y delante de todo el duelo y con ostentación salió de casa con la azada al hombro camino del huerto”. No sabemos a qué se debe ésta extraña actitud ante dos hijos voluntarios muertos en la flor de la vida.
Ambos eran valientes pues ascendieron por méritos de guerra.
El Prior comunica al P. Recondo , lo siguiente:

“Finalmente me permito rogarle diga al padre de esos mártires que tengo en mi poder el gorro que llevó el féretro que transportó los restos de sus hijos y que si quisiera se los enviaría a Javier o de lo contrario lo guardaré para que permanezca durante las fechas sobresalientes en las cuales esta Hermandad celebre actos especiales sobre el mausoleo que encierra los restos de sus hijos juntamente con la boina que compraremos para esas ocasiones” (Prior al P. Recondo, Pamplona 2-VIII-1961).

Se refería al emblema colocado sobre su ataúd el día del traslado al Monumento realizado 17-VII-1961. Los restos mortales de ambos hermanos reposan desde entonces en él. Portaron el féretro: Victorio Aznar Zozaya (hermano de los voluntarios), Félix Estremaz Molina, Antonio Estremaz Redín, Cándido Villanueva Braco, vecinos de Javier y veteranos de la guerra –no creemos que también Victorino-. Iba cubierto con las banderas Nacional y de Navarra. Llevaba cuatro cintas sostenidas por dos militares y dos veteranos de guerra. El cortejo fúnebre partió de la Catedral a las 6 de la tarde, después de permanecer en la capilla ardiente desde las 6 de la mañana.
Tambor, cúpula y linterna, más torre de la derecha de dimensiones colosales. Monumento de Navarra a sus muertos en la Cruzada. Foto:JFG2016

En el cortejo, el féretro iba sobre un armón de artillería, que se situaba en el tercer puesto de la fila de restos mortales que representaban las cinco merindades, pero delante del  voluntario de Estella, de Mola y Sanjurjo. En el acto realizado enfrente del palacio de la Diputación estaba a su vez en el último puesto de la segunda fila y a la derecha del general Sanjurjo.
“Hermanos en vida y en muerte”. Quienes entraron en la cripta con honra no pueden salir del monumento deshonrados. Dicen que el tiempo cura las heridas, pero hoy algunos quieren reabrir las cicatrices: de ello debieran tomar nota los actuales talibanes occidentales. Navarra  distinguió a ambos hermanos y a su merindad, pero también se distinguió a sí misma en ellos. ¿Por qué no se va a respetar a estos héroes y mártires, y la situación consolidada durante más de cinco décadas? Ambos eran de Javier; pues bien, el precedente directo de la Javierada diocesana creada por el sr. Obispo mons. Olaechea en 1941, fue el encargo que éste hizo a la Hermandad de Caballeros de la Cruz a modo de ensayo en marzo de 1940, y, el de ésta última, la Javierada espontánea de la Hermandad en diciembre de 1939.
Foto:JFG2016
Estos hermanos no tenían un gran curriculum, pues eran gente sencilla y de pueblo. ¡Cuánto se ensalza al pueblo hoy y cuánto se le humilla! Pero su curriculum sobrepasa con creces a todos los demás en entrega y generosidad, afán cooperativo y compromiso, en mirada muy larga a lo Javier. Por algo se dice que lo que verdaderamente importa es el amor. Y en su caso el amor a lo más elevado como son Dios y la Patria. Así lo pensarían ellos. Y queremos ser su eco.

Pamplona, 9-IX-2016
José Fermín Garralda
Historiador

Fuente: archivo de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz

P.D. Prohibido tomar texto o imágenes sin permiso del autor 

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